Un fin de semana histórico

Histórico es un adjetivo que hemos devaluado a mayor velocidad que la deuda griega o portuguesa en los balances bancarios. El pasado fin de semana tenía que ser histórico para la eurozona y algunos comoSarkozyseguían empeñados en asegurarlo hasta que los mercados les desmintieron. Europa no engorda yMerkelquiere que siga adelgazando. El Banco Central Europeo sigue con sus complejos vergonzantes en cuanto a intervenir masivamente y la deuda de los países periféricos seguirá sufriendo. O sea, que nos hemos emplazado a ser todos más ahorradores solucionando, tal vez en marzo, el problema de anteayer, cuando hoy tenemos otros más graves. O sea, que aparte de no solucionar la crisis del euro hemos abierto la de la UE al ver que el Reino deCameronno va unido a los demás.

También podría haber sido histórico, en sentido estricto, el final apoteósico de una semana con doble puente. El tiempo lo dirá, pero no creo que haya sido el último que se viva en España. Yo, por si acaso, tuve la oportunidad y la voluntad de hacerlo, y como buen provinciano me fui a la capital del reino. En Berlín, un taxista turco me explicó en menos de 30 segundos cómo estaba todo:«Grecia, kaput. Now Portugal, kaput. Italy, may be kaput, and next Spain, kaput». Siempre es bonito comprobar que, a través de la clarividencia del taxi, Europa seguirá unida, con lo que me relajé y olvidé la histórica cumbre por el euro y el histórico puente antiproductivo para concentrar mis esfuerzos en encontrar un bar para ver el Madrid-Barça. El partido del siglo del que cada año hay cuatro. La respuesta en Berlín se llama Café Colectivo, en el barrio de Friedrichshain. En la carta, bocatas de chorizo, lomo con queso, mallorquín o bikinis que hicieron las delicias de todos. Ambiente básicamente culé, con abucheos a Mou y éxtasis general con la enésima victoria en el Bernabéu. Hay futuro. En la Liga y en la vida.Jordiy sus colegas del Colectivo se lo curran en Berlín, e igual que el Barça deGuardiola, yo los aplaudo. Histórico.