Filmoteca singular

Felicidades, Filmoteca de Catalunya. Quinto aniversario de la sede del Raval. Ascenso a la primera categoría de 'equipament nacional' oficiado por el 'conseller' Santi Vila. Fiesta completa si sus beneméritos responsables y la tribu que representan, aprovechan la ocasión para disimular un poco la alergia al cine catalán. Como no se trata de pedir la luna en una teta, aplaudiremos si aplacan la aversión. Bastaría un poquito, solo faltaría que la revertieran en admiración.

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Que a las supuestas puertas de la independencia nuestra Filmoteca sea la única del mundo especializada en maltratar y ocultar la producción cinematográfica propia desmonta el argumentario babélico. Y cuidado, la cinematografía catalana no sufre discriminación por estar rodada muy mayoritariamente en castellano sino a pesar de ello. Aquí no se discrimina por idioma sino por denominación de origen: si es de proximidad, 'puaj' y 'repuaj'. Para que el 'horreur' no fuera tan flagrante, empaquetaron hace tres años unas cuantas pelis en 12 sesiones bajo el título 'Basics Films of Catalan Cinema'. Y en la vanguardia nos plantamos, porque es imperativo esconder al máximo la producción de los últimos 35 años. No por indignidad sino por prejuicio.

El caso es que existen más de 3.000 películas rodadas por directores catalanes. El caso es que dan para unas cuantas antologías que harían cambiar de opinión a los más exquisitos. El caso es que se encuentra en Terrassa un centro de excelencia dedicado a la conservación del patrimonio fílmico. Tan solo falta sustituir la etiqueta: donde se lee 'Material Radiactivo' poner 'Alto Interés Cultural'. Y en consecuencia, poner a funcionar de una vez la pobre máquina digitalizadora. Y que alguien redacte, si es posible con un mínimo de convicción, un programa estratégico de difusión. Y también que incluya una emisión semanal dedicada a descubrir tesoros fílmicos. Ni que sea en el otro proscrito, el 33.