LLUVIA DE MENSAJES

¡Feliz 2016!

Quienes no me han tenido en la memoria estos días les recuerdo que aún están a tiempo de mandarme algo, aunque sea para felicitarme el 2016, como nos hizo el inefable Rajoy

CARLES SANS

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En estas fechas, por tradición, las personas nos comunicamos más de lo normal para desearnos unas felices fiestas. Amigos y muchos conocidos nos mandan mensajes de WhatsApp de todo tipo y que van del rutinario deseo de Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo, hasta memes muy elaborados llenos de fuegos artificiales o de dibujitos de colores que nos alientan a amarnos mucho más. Mensajes, todos, llenos de buenos deseos para el futuro. La cuestión es mandar algo, me decía un conocido hablando del tema.

Y la verdad es que tiene razón. Lo importante para casi todos es ver que recibimos un sinnúmero de mensajes que, cada uno, equivalen a un recuerdo. Estarán ustedes conmigo en que no todos los mensajes son de la misma calidad. No es igual la escueta frase de Feliz Año, que un párrafo lleno de contenido personalizado. De esos se reciben menos porque son los que más esfuerzo requieren. Lo fácil es reenviar memes animados, recibidos de otras personas, y que nosotros los reenviamos a otras tantas. Se reciben también mensajes con muy poco texto y un montón de emoticonos en forma de corazón, arbolitos navideños, caja de regalos y otras miniaturas que componen un sinfín de frases gráficas que nos ahorran escribir, algo que para muchos representa una dificultad.

Antes, cuando recibíamos las antiguas tarjetas de Navidad, ocurría algo parecido a lo de ahora: estaban las impresas con una frase y que solían remitir las gestorías y empresas así, y luego estaban las manuscritas y personalizadas.

Sea como sea, es de agradecer que alguien se interese por ti y te mande una felicitación; la prueba de que por un instante has estado en su recuerdo. Para algunos es algo tan importante que viven con mucha extrañeza no haber recibido respuesta de tal o cual amigo. Para aquellos a quienes no he respondido, si los hubiera, les mando Felices Navidades y Feliz Año Nuevo a todos. Y aquellos que no me han tenido en la memoria les recuerdo, ahora, que aún están a tiempo de mandarme algo, aunque sea para felicitarme el 2016, como nos hizo el inefable Rajoy.

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