Euro al aire, y sale cruz

Quienes discuten la bondad del euro para la economía española desconocen los efectos que supondría quedarse fuera de la moneda común

Coloquio en el Cercle de Economia sobre el euro, con la intervención de Maria Joao Rodrigues, Antoni Castells, Anton Costas y Jorg Haas. 

Coloquio en el Cercle de Economia sobre el euro, con la intervención de Maria Joao Rodrigues, Antoni Castells, Anton Costas y Jorg Haas.  / periodico

JOSEP-MARIA URETA

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Las posibilidades de que al lanzar una moneda al aire salga cara o cruz se quedan siempre al 50% desde la primera tirada. Y cuanto más se tire, más se cumplirá la regla estadística del 50%. Esta ley probabilística tiene una variante de dificil, casi imposible, predicción: que se discuta sobre opciones de que el euro sea o no una moneda adecuada, porque ya hace años que no cae de cara, alimentando a los detractores de la moneda única. Es lo que sufren los constructores del euro a finales del siglo pasado y su perplejidad, 17 años después --empezó en 1999 siendo antes un tipo de cambio fijo de monedas nacionales de la eurozona actual--, capaces de reconocer que el experimento no ha fracasado, pero requiere de importantes obras de rehabilitación. Lo bueno es que ya se ha empezado y concretado la rehabilitación, como explicó el catedrático Josep Oliver en este diario el jueves. Desde este año, cuando algún gran banco privado europeo vaya camino de desaparecer, experiencia de la que tenemos casos bien próximos, será un mecanismo creado en el seno de la UE, que le llaman MUR (mecanismo europeo de resolución), el que se encargará de clasificar a los que pringan. Primero los dueños, luego los que les ayudaron a ser propietarios, los suscriptores de bonos, hasta llegar al gobierno de cada país de la UE que avaló la solvencia de sus bancos. Siempre, con el paraguas último de la Banco Central Europeo (BCE), que desde la crisis mundial activada en EEUU el 2007, impidió que el euro fuera otra víctima del estropicio financiero que inventaron en Wall Street y que puede reaparecer ewn cualquier momento.

CINCO CATEDRÁTICOS

Anton Costas, catedrático de la UB y presidente del Cercle d'Economia, aprovechó un documento exigente sobre la implantación del euro desde finales del siglo pasado, elaborado por cinco catedráticos de Barcelona y Madrid, el colectivo de opinion EuropeG (Antoni Castells, Martí Parellada, Emilio Ontiveros, Josep Oliver, Gemma García) para aportar una anécdota personal, la conversación con un alto funcionario catalán que hace años que ejerce en la UE: "Cuando se toma una decisión transcendente en la UE, los ingleses aparecen en mi oficina al día siguiente, los franceses a los dos días, los italianos a los tres días y los alemanes no vienen porque ya saben de qué va. Los españoles no aparecen".

Vinieron a Barcelona, convocados por el Cercle y EuropeG, un par de expertos de lo que se guisa en Europa. Primero. Jörg Hass, alemán de formación y europeista de vocación, investigador del centro Jacques Delors. Exige que la UE --al menos la del euro, puestos a resumir- tenga un ministro de finanzas, con todas sus competencias similares a los ministros nacionales, y con un presupuesto suficiente para ejercer su función. Demoledor en la explicación (compartida por los europeistas convencidos): a moneda única, ministro único europeo de economía y finanzas que tenga capacidad de gestión de un presupuesto europeo digno de tal concepción, que supere la dinámica del Ecofin actual, que da prioridad a las políticas nacionales frente a las europeistas. Segundo, la eurodiputada socialista Maria Joao Rodrigues, exministra de Empleo en Portugal, que llegó tarde por la incopetencia del espacio aéreo europeo y lo utilizó para explicar la escasa sensibilidad europea para crear servicios comunes.Contundente y suave a la vez, Rodrigues denunció la parálisis europea y tuvo el arrojo de repetir las mismas propuestas que acababa de hacer, horas antes de venir a Barcelona, ante los comisarios de la UE, trasladable a los ministros del Ecofin:·"Es posible una recuperación europea y quien la quiera organizar tiene dos grandes opciones para propiciar la solidaridad: la tasa de empleo y la llegada de inmigrantes".

El euro cae en la cruz ante el sufrimiento de los ciudadanos. Aunque de no pertenecer a la eurozona (la moneda que cae en cara desde 1999), sería peor.  

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