La rueda

Estigma del desamparado

Sale a cuenta lo de perseguir policialmente a un colectivo minoritario diferente, 'los otros'

NAJAT El HACHMI

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Uno de los blogs fashionistas La periodista que escribe las entradas las llama clones, y evidentemente no los detecta para denunciar la falsificación descarada y masiva sino como fórmula para poder vestir nosotros estas piezas a precios muy bajos (unos precios elevados si tenemos en cuenta la calidad del género y las condiciones en que son producidas estas mercancías). Aunque en muchos casos la copia es evidente y escandalosa, no hemos visto entrar a los Mossos en una tienda de este tipo para requisar el género que en ella se vende. La comparación con los manteros puede parecer un poco tosca, lo sé, pero si de lo que se trata es de proteger las ideas originales de los creadores de moda, es evidente que no todos los copiadores reciben el mismo trato.

Antes de que muriera Mor Sylla, e independientemente de si los Mossos lo tocaron o no antes de caer desde el balcón, ya era evidente que la persecución policial a los vendedores del top manta era desproporcionada. Pero sale a cuenta esto de perseguir a un colectivo minoritario y al que el resto de ciudadanos pueda identificar como diferente de ellos, como los otros Quien explica con una claridad admirable el mecanismo empleado en estos casos es Josep Ramoneda en su libro La izquierda necesaria, del 2012. Lo llama sadismo político ordinario y lo entiende como «las agresiones violentas e injustificadas ordenadas por un responsable político contra un colectivo percibido socialmente como marginal o no integrado, con el convencimiento de que producirá un placer, consciente o inconsciente, en ciertos sectores de la sociedad, especialmente las clases medias y populares».