Siete x siete

Esquelas y rezos por el fin del euro

OLGA Merino

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Llevamos tanto engaño acumulado sobre las espaldas que resulta lógica la popularidad de una nueva casta de economistas agoreros que, comoLeopoldo Abadía,llevaban años dando el grito de alarma sin que nadie les prestara atención. Entre los pitonisos del desastre, mi favorito esSantiago Niño Becerra.Me gustan sus apellidos gamberros, su claridad expositiva, la vehemencia con la que habla y la barba de capitán Nemo. Lo imagino descendiendo a las profundidades a bordo delNau-tilusen el que todos navegamos, ay, mientras sus dedos arrancan a los tubos del órgano una canción de ahogado.

El martes,The New York Timesentrevistó a otra Casandra macroeconómica,Edward Hugh.El tipo cae bien de entrada. Nacido en Liverpool, lleva 20 años afincado en Barcelona, habla catalán y vive con modestia de las clases de inglés: hace un par de semanas tuvo que pedir dinero prestado a los amigos para comprarse ropa presentable con la que dirigirse a los políticos y ejecutivos que, congregados por el Círculo de Economía, asistieron a la conferencia que pronunció en Sitges. Este cerebro omnívoro, que estudió en la London School of Economics, lleva años advirtiendo desde su blog de los peligros de la zona euro. De forma telegráfica su tesis es la siguiente: habida cuenta de que el euro no puede devaluarse de forma unilateral, España necesita una rebaja de precios y salarios –también los del sector privado– de en torno al 20%. Transcribo sus palabras con los pelos de punta. En resumen, la crisis la pagaremos los de siempre, la clase de tropa.

Carezco de herramientas para rebatir o aplaudir los augurios deHugh,aunque la intuición me dice que no anda descaminado. Lo único escamante es queThe New York Timesdecida dar cancha al sagaz bloguero la misma semana en que la agencia de calificación Moody's admite por primera vez que no es absurdo hablar del fin del euro. No deja de ser curioso que todas las esquelas, que todos los responsos por la defunción de la moneda europea, provengan del mismo lugar: Estados Unidos (dólar) y Gran Bretaña (libra esterlina).