MIRADOR

Esperando a Junqueras

El presidente de ERC no ha comentido ningún crimen, pero confundir la mayoría parlamentaria con la mayoría social es un error que enturbia al política catalana

Junqueras i Rovira

Junqueras i Rovira / periodico

ALBERT BRANCHADELL

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El 15 de abril más de 300.000 personas se manifestaron en Barcelona a favor de la libertad de los líderes independentistas encarcelados. Otras centenares de miles no se manifestaron pero comparten la convicción de que la pena de prisión preventiva y el destierro en prisiones madrileñas constituyen un castigo desproporcionado. Incluso en el llamado bloque del 155 hay quienes consideran que va a resultar muy difícil recoser Catalunya mientras se mantenga una situación que nos aleja de cualquier atisbo de "normalidad" política.

Oriol Junqueras y compañía deberían salir de la prisión cuanto antes. Es más: no deberían haber ingresado nunca en ella. Pero, a pesar de los pesares, la exigencia de la pronta libertad de Junqueras no debe prestarse a confusión: una cosa es reclamar que salga ya de prisión, pueda reunirse de nuevo con su familia y retome la actividad política desde el partido que preside, y otra muy distinta es eximirlo de cualquier responsabilidad sobre la situación que causó su encarcelamiento, que no es otra que el famoso choque de trenes entre el unilateralismo apresurado de unos y el inmovilismo recalcitrante de otros. 

Los centenares de miles de persones que se manifestaron el día 15 de abril y los centenares de miles que no lo hicieron se merecen una explicación como mínimo con respecto a tres errores de cálculo. En primer lugar, una explicación sobre los plazos. En una entrevista publicada el 13 de noviembre del 2015, le preguntaron a Junqueras si en 18 meses seríamos independientes. Respuesta: "Estic convençut que ho podem ser abans i tot". El 17 de enero del 2016 insistió en ello: "8 mesos és un temps raonable". Si era un tiempo razonable, ¿por qué no fue suficiente?

Reconocimiento internacional

En segundo lugar, una explicación sobre la reacción internacional. El 19 de marzo del 2017, le preguntaron a Junqueras si al día siguiente del referédum habría un reconocimiento internacional inmediato. Respuesta: "Estem treballant perquè aquest reconeixement es produeixi, i sigui en la magnitud que nosaltres esperem i volem". El 31 de agosto le preguntaron si al día siguiente alguien nos reconocería internacionalmente. Respuesta: en caso de victoria "estem segurs que la comunitat internacional actuarà en conseqüència". Si tanto se había trabajado para lograr el reconocimiento internacional reconocimiento internacionaly tan seguro estaba Junqueras, ¿por qué la comunidad internacional no actuó "en consecuencia"?

Y, last but not least, una explicación sobre sobre la fuerza disponible. El 1 de mayo de 2016 Junqueras teorizó sobre los "elementos de multilateridad" que tendría el proceso de independencia de Catalunya. Pregunta: "¿S'aconseguirà la majoria social suficient per provocar aquesta intervenció multilateral?". Respuesta: "La majoria social existeix perquè tenim la majoria parlamentària". Retorciendo la frase de Tayllerand, podríamos decir que Junqueras no ha comentido ningún crimen, pero confundir la mayoría parlamentaria con la mayoría social es un inmenso error –el error que sigue enturbiando la política catalana.