El mejor eslogan, el que no existe

FIDEL MASREAL

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Ya sabíamos que los eslóganes de la transición, largos y cargados de ideología, habían quedado en el olvido. Lo que no habíamos experimentado todavía es la fase terminal de este tipo de mensajes, que bien podríamos denominar como la del 'no-eslógan'. Está pasando en estas elecciones locales. La simplificación al máximo de los mensajes ha dado paso a un solo vocablo, con suerte. Un verbo, una sílaba, un fonema.

Veamos. En Granollers pueden verse banderolas del alcalde y candidato a la reelección con el siguiente lema: "Mayoral 2015". El apellido del edil. Y el año vigente, 2015. Fondo rojo. Nada más. En su web electoral, sostiene: "Ponemos palabras a las ideas". Nota: si buscan fotos de "Mayoral 2015" en internet, solo encontrarán a niños vestidos de marca.

Otros eslóganes minimalistas son el genérico que está usando el PP (Trabajar. Hacer. Crecer), difícilmente cuestionable. ¿Alguien se imagina un lema del tipo "Hacer el vago. Deshacer. Menguar"?. El mensaje de los populares recuerda a las condiciones básicas de todo ser humano: nacer, crecer, reproducirse y morir. Lo de reproducirse no lo tocan. Morir, tampoco. El candidato a la reelección en Lleida, Àngel Ros (PSC), afirma: "Estamos con Lleida". ¿Alguien se presentará afirmando lo contrario en la capital del Segrià?

CiU no se queda a la zaga. 'El partido del sí', reza la campaña del candidato en Badalona, Ferran Falcó. Una afirmación, dos letras, que luego, en el programa electoral y en otros carteles, se acompaña de mensajes algo más elaborados. Por cierto, que también ERC usa el "sí" en sus mensajes. Esquerra también se une a lo genérico: 'Nou país, noves ciutats' ('Nuevo país, nuevas ciudades'), es otra de sus frases en carteles y pancartas. Nadie quiere quedarse atrás en esta fiebre del positivismo. 'Ganar Barcelona', proclaman algunos carteles de Ada Colau, lo cual remite de nuevo a la vaguedad. ¿Quién querría perder Barcelona?

NARANJA Y LILA

Sin duda, lo nuevo, lo positivo, el futuro, unido a los nuevos colores vivos de las fuerzas emergentes ("España se teñirá de naranja", proclama Ciutadans, y Podemos subraya el color lila en todos sus círculos) que están de moda, como los anuncios de coches en los que no aparece el coche. O los de bancos apelando a la sensibilidad social.

En este 24-M lema-emocional, el "cambio" no podía faltar a la cita. Es la palabra que encabeza el programa marco de Podemos para las autonómicas, o la que usa Carina Mejías, alcaldable de Ciutadans... que enarbola esa palabra, cuando en el 91 ya era candidata a concejal. 'Para cambiar Badalona', es el lema de ICV-EUiA-Es posible en esa ciudad. El cambio en todas partes. El cambio, que remite al mítico 'Por el cambio' de Felipe González con el que arrasó en el 82.

MÍNIMA EXPRESIÓN

La falta de definición ideológica obliga al ciudadano a dar por supuesta la posición de cada partido o bien leer el programa electoral. Eso sí lo encuentra, porque no todas las webs municipales ponen las cosas fáciles. Lo que sí se encontrará en todas partes es ese nuevo eslogan, la mínima expresión de la comunicación. O unas gafas. O un puñetazo.

Una tendencia de esta primavera que tampoco debería sorprender en exceso, dado que el nombre con el que se presentan ya algunas de las nuevas fuerzas en sí mismo es un concepto más que no una definición ideológica. Podemos. Pero... ¿podemos... qué? ¿Saltar la pared, viajar a Roma, abrazar el budismo?

Ciudadanos. Ya, lo somos (excepto los que dejamos "legalmente" fuera de esta condición). Pero ¿ciudadanos liberales, socialdemócratas, anarquistas o democristianos?

También las agrupaciones locales han adoptado nombres imposibles de atacar. Por ejemplo, "Som Gramenet" engloba exactamente a todos y cada uno de los vecinos de la ciudad. Todos ellos son Santa Coloma. ¿O no?

Una utilidad sí tiene todo esto: jugar a enlazar los eslóganes, algo (bastante) fácil de lograr en Barcelona: "Por un alcalde de todos, sí, demos la vuelta juntos a Barcelona con un cambio en común, ¡no jodamos!".