Arqueología y política

Esculapio... o Serapis

El debate sobre la figura del dios que se exhibe en Empúries apunta también a una simbología histórico-cultural de Catalunya

Ilustración opinión 4-8-2017

Ilustración opinión 4-8-2017 / periodico

ANDREU CLARET

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Empúries atesora una de las estatuas griegas más imponentes del Mediterráneo occidental. Es el Esculapio, dios de la medicina, descubierto por Puig i Cadafalch en 1909. Esto es lo que dicen la Enciclopedia Catalana, la Wikipedia, y un catálogo del MNAC del 2007. En un prefacio, el entonces director del Museo de Arqueología, Pedro Izquierdo, advertía que "todavía quedan misterios por resolver", y reconocía que los especialistas "se orientan mayoritariamente hacia Serapis". Sin embargo, proponía seguir llamándola como Esculapio. Como lo hace el espléndido museo de Empúries que le dedica una sala, un vídeo, folletos en cuatro o cinco lenguas, y 'merchandising' de todo tipo. Y como lo hacen los guías vestidos con túnica de época que se pasean por las ruinas.

Pese a que las opiniones de los arqueólogos cada vez son más favorables a Serapis, los responsables políticos tiemblan. Actúan como si cambiarle el nombre (y el origen) a la más famosa de nuestras estatuas fuera un sacrilegio. Yo no soy arqueólogo, y dios me libre de hacer afirmaciones contundentes. Pero, motivado por mi pasión por Alejandría, donde Serapis nació como dios, he leído todo lo que he podido sobre el tema. Y estoy cada vez más convencido de que nuestro Esculapio no es el dios de la Grecia antigua, sino aquel dios híbrido de Alejandría que se extendió por buena parte del Mediterráneo. Que lo diga yo no tiene importancia. La tiene la opinión de arqueólogos como Joaquín Ruiz de Arbulo, David Vivó, que se inclinan por la hipótesis de Serapis, o Isabel Rodà, que opta por un tercer dios síntesis de los dos.

Un símbolo 'nostrat'

Comprendo el pesar de los políticos. El 'noucentisme' ensalzó tanto a Esculapio, que se convirtió en nuestro. 'Nostrat'. Un dios que nos protegía con sus propiedades curativasCambó hizo el logo de la Fundación Bernat Metge. Otras instituciones catalanas de principios de siglo lo elevaron a categoría de símbolo. Y no había burgués con pretensiones que no tuviera una reproducción en casa o en el jardín. Madre mía, debe pensar mucha gente, ¿qué seríamos sin Esculapio? ¿Dónde quedaría aquella voluntad clásica que tanto ha contribuido a nuestra identidad?

Abandonar viejas certezas siempre duele. Pero si se confirma que el dios que llamamos Esculapio es Serapis, Empúries y Catalunya saldrían ganando. Procedente de Alejandría, Serapis seguiría confirmando nuestras raíces clásicas. No hablamos de una ciudad ajena al mundo helenístico. Todo lo contrario. Hablamos de una ciudad prodigiosa, que alumbró la antigüedad con su faro y su biblioteca. Que era diversa, como son las ciudades de hoy, y por eso creó dioses híbridos, donde griegos y egipcios se podían reconocer. Hablamos de la ciudad de Claudio PtolomeoEuclides, Aristarco, Eratóstenes, Galeno, Calímaco, Plotino, Filón, y otros matemáticos, astrónomos, médicos, poetas o filósofos que normalmente asociamos con Grecia o Roma. Muchos eran griegos, pero griegos de Alejandría, como Serapis. O sea que ¡tranquilos! Que nadie se agobie. Y cuando los científicos hayan determinado quién es este señor de Empúries, ponemos el nombre que le toca.