Dos miradas

Escuchar

La visión del último pleno del Parlament con tantos diputados pendientes de las pantallas da para pensar... Un fallo de cobertura en el próximo quizá obligaría a algo que ahora parece tan difícil: escuchar, y no contentarse con oír

Pleno en el Parlament

Pleno en el Parlament / periodico

Emma Riverola

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Quizá porque su día a día se colma de citas y viajes apresurados en coches oficiales. Quizá porque acaban rodeados de una corte de aduladores que trabajan más para asegurarse su puesto que para aportar una mirada honesta. Lo cierto es que una membrana cada vez más gruesa acaba cubriendo a los cargos políticos. Protección, y también aislamiento del pulso ciudadano. Pero durante estos últimos años, las redes sociales han abierto un canal directo de comunicación con algunos. ¿Ha conseguido Twitter hacer llegar el pulso de la calle a los políticos?

Constantemente leemos sus mensajes. Muchos gestionan la cuenta personalmente, lo que debería dar cercanía. El problema es si esa aproximación no les está alejando de su labor. La visión del último pleno del Parlament con las miradas de tantos diputados pendientes de las pantallas da para pensar. También el conocimiento de cómo fueron las horas decisivas en las que Puigdemont decidió no convocar elecciones. Twitter ardía. Y los políticos no fueron inmunes al reflejo de ese incendio.

Las redes sociales nos abren el mundo, pero, demasiado a menudo, nos cierran el pensamiento. Alimentados de semejantes y sometidos a los vahos de los vómitos arrojados sin ninguna reserva, tampoco la de la prudencia. Sin duda, es el signo de los tiempos. Pero un fallo generalizado de cobertura en el próximo pleno quizá obligaría a algo que ahora parece tan difícil: escuchar, y no contentarse con oír.