Al contrataque
Tú no eres tu enfermedad
Sílvia Cóppulo
Periodista y psicóloga.
Licenciada en Psicología y Doctora en Comunicación. Profesora de Comunicación en la Universitat de Barcelona
Sílvia Cóppulo
Tumbado en la camilla, dice que le han sacado el bicho y que los médicos ahora le ordenan descansar. Se disculpa por no podernos ofrecer los conciertos prometidos este otoño y nos emplaza al año que viene, cuando esté totalmente recuperado. Agradecido con el cirujano, aparece la enfermera en la escena final del vídeo del hospital, que, divertidamente enfadada, le arrastra por la oreja a su habitación: «¿Qué haces haciéndote vídeos en medio del pasillo?». Pau Donés, con buen humor y esperanza, desdramatizando la situación, hace aflorar nuestra complicidad al anunciarnos de esta guisa que ha enfermado de cáncer. No se rinde, sigue trabajando, vestido con aquellas batas de hospital que tan pequeños nos hacen sentir, y es sincero y más próximo que nunca al anunciarnos la mala noticia con arte y humildad. Pau es Pau. La enfermedad está en él, pero no lo sustituye. Gracias, Pau.
Esta misma semana, también nuestro colega y amigo el director del diario Ara ha hecho saber a través de su columna en el periódico que le habían diagnosticado la enfermedad ahora, en el verano de su 50 cumpleaños. Que le han dicho que es muy libre de explicarlo, y que para llevar una vida normal él quiere continuar compartiendo inquietudes, ilusiones, miedos y alegrías.
Ha decidido que esta batalla la ganará a partir del optimismo de la voluntad. Valora bien la primera parte de su vida y añade que el cariño que recibe de todos cuantos le quieren le ayuda a situarse en esta nueva etapa, complicada, dice, pero vida al fin y al cabo. Vida, la palabra más precisa y preciosa del universo, tal como la definirá Eva Piquer. Me siento afortunada de tenerla cada semana colaborando con sensibilidad e inteligencia en este nuevo programa que acabamos de empezar en Catalunya Ràdio y que, sin saber ni cómo ni por qué, en mi inconsciente más profundo he decidido llamar La Vida.
Te miraré a los ojos
Hoy quiero dar las gracias a todas aquellas personas que descarnadamente consiguen que su enfermedad sea un hecho normal, que buscan y encuentran la manera de comunicarla a su entorno más próximo con naturalidad, sin exageraciones y sin engaños; que luchan para vencerla, y que nos permiten ir asumiendo que los hospitales no son las casas donde habitan las excepciones. Ellos, que están enfermos, ayudan a los que no lo están. Eso es generosidad. La enfermedad es consustancial a la vida, y lo único que nos iguala a todos los seres humanos es la condición de seres mortales.
Estimado amigo, ahora que estás enfermo te seguiré mirando a los ojos, sin bajar nunca la cabeza. No quiero que la enfermedad sea una barrera entre nosotros. Te prometo que te trataré a ti, la persona, y vendrá la luz que ha tejido nuestra amistad. Te lo mereces y la vida lo vale.
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