ERC gana la batalla a CDC

Junqueras ha impuesto candidaturas separadas, que el 20-D pueden beneficiar más a los republicanos

ORIOL BARTOMEUS

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La proximidad de las elecciones generales del 20-D vuelve a poner sobre la mesa el debate en CDC y ERC sobre la conveniencia de concurrir juntos o separados. No es un debate nuevo, de hecho es la segunda parte de una discusión que los mismos partidos ya tuvieron entre diciembre de 2014 y en julio pasado, cuando ambos decidieron formalizar la candidatura de Junts pel Sí para concurrir a las elecciones al Parlament . Esta vez, sin embargo, el resultado ha sido completamente diferente, ya que CDC y ERC han anunciado que concurrirían en candidaturas separadas, aunque compartirían objetivos y estrategia.

El resultado esta vez es claramente favorable a ERC y hace evidente la debilidad actual de CDC, como señalaba Astrid Barrio en este diarioAstrid Barrio el pasado domingo. El episodio contrasta con lo ocurrido en julio, cuando Mas torció el brazo a Junqueras. Tanto entonces como ahora, en ERC le interesaba más la opción de candidaturas separadas, mientras que CDC evitaba riesgos si se alcanzaba el acuerdo para una candidatura conjunta. Tan entonces como el fondo del debate es la pugna por el predominio en el bloque independentista, que se disputan de forma soterrada republicanos y convergentes y que no se ha resuelto.

Un riesgo evidente para CDC

El 20-D supone un riesgo evidente para CDC y al mismo tiempo una oportunidad para ERC de mostrar que los equilibrios en el interior del bloque han cambiado. Los primeros no tienen ningún incentivo para presentarse solos y hacer evidente el peso de cada uno, mientras que los segundos, en cambio, tienen mucho interés en poner sobre la mesa los resultados de cada fuerza. Y más aún en un escenario como el de las próximas generales, donde concurren varios elementos que 'a priori' deberían ser favorables a los republicanos.

En primer lugar, el hecho de que la CUP no se presenten a estas elecciones deja un buen puñado de votos sin opción, y lo más normal sería que la mayor parte de estos acabe optando por el partido ideológicamente más cercano, en este caso ERC. Y esto aún más tratándose de unas elecciones donde ni CDC ni ERC tienen posibilidades de ganar y hacer gobierno, de modo que lo que prima es el voto de expresión, lo ideológico, y no el llamado voto útil , que tradicionalmente favorece a la opción mayor, en este caso CDC. Un escenario de este tipo ya lo vimos en las elecciones europeas del año pasado, donde por primera vez ERC superó CiU en número de votos, en parte gracias a que el voto en aquellos comicios solo expresaba una opción, era  gratis . Como en el 20-D.

Cambio en la lógicas del voto

Pero hay otros elementos que favorecen ERC en el escenario general, para que debilitan las posibilidades de CDC. Por un lado, el trasvase a Unió de una parte del voto CiU, que podría ser superior al registrado el 27-S, en parte por la naturaleza de estos comicios (con menos carga "plebiscitaria" que el 27-S) y en parte por la presencia de Duran Lleida encabezando la lista de Unió (en principio con más tirón que Ramon Espadaler). Por otra parte, la dinámica propia de unas elecciones generales también conlleva un cambio en las lógicas de voto de una parte de los electores, que tienden a optar en función de la distinción entre izquierda y derecha y a votar por los partidos con opciones de ganar y formar gobierno (es decir, PP o PSOE, o incluso C's).

Teniendo en cuenta todos estos elementos, la opción de candidaturas separadas supone un serio riesgo para CDC, sobre todo en un escenario en el que sus posibilidades de captar nuevo voto o retener el del 2011 son más escasas debido al estallido de los casos 3% y Petrus. Todo ello un incentivo muy atrayente para una ERC que busca volver a coger protagonismo tras quedar eclipsada en Junts pel Sí, y que persigue ganar peso de cara a lo que se avecina: la investidura de Mas, la formación (si se produce) del nuevo Govern y la definición de su desarrollo programático. El 20-D es la gran oportunidad para los de Junqueras de recuperar esa centralidad en el bloque independentista que habían tenido a lo largo de 2014 y que la recuperación de Mas raíz del 9-N y la emergencia de la CUP les habían hecho perder.

Ahora las tornas han cambiado y el debilitado es Mas, por los procesos judiciales y la dependencia de las CUP, que siguen sin asegurarle la investidura. CDC no ha sido capaz de imponer a ERC la reedición de Junts pel Sí y se ha tenido que contentar con un acuerdo de no beligerancia durante la campaña y de acción conjunta a los futuros Congreso y Senado. Pero no puede evitar que la noche electoral quede expuesto públicamente su peso y el de ERC dentro del bloque independentista, en un escenario donde los republicanos tienen todos los incentivos para crecer mientras que CDC tiene muchos números para retroceder.