Al contrataque

Era nómada

Este es un mundo de ofertas para ricos y demandas para pobres, mientras que una clase media menguante asiste atónita a la caída de un modelo

MANEL FUENTES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No solo son los que se amontonan en las barcazas, mueren en las playas o buscan un sueño cerca de las ruedas de un camión que cruza la frontera o dentro de una maleta. Hoy, todos estamos llamados a ser nómadas. En un mundo cada vez más agrietado por la desigualdad, tanto los desfavorecidos como los afortunados se mueven buscando oportunidades. Esquivando muerte o impuestos, los unos y los otros saben que la tierra prometida se rompió en pequeños pedazos esparcidos por el mundo y así, viendo cómo nos buscamos la vida, viendo cómo se mueven las piezas, podemos volver a mirarnos el tablero para ver si aún tiene sentido.

Mientras las empresas se globalizan y deslocalizan buscando su ventaja, igual que el star system de cualquier disciplina y los refugiados o desesperados buscan consuelo huyendo de sus puntos de origen, muchos empezamos a cuestionarnos sobre el sentido y la autoridad de los estados, las leyes y las normativas.

¿Qué es lo que nos da sentido colectivamente? ¿Qué es lo que nos da orgullo de pertenencia como para encasillarnos en un régimen de derechos y obligaciones? ¿Qué derechos pueden satisfacer hoy estas organizaciones en las que estamos desde que nacemos? ¿Y las obligaciones, son justas e igualitarias entre el colectivo? El poder financiero no conoce fronteras y sus límites parece que los controla él solo al poder influir decisivamente en cualquier gobierno que inevitablemente también cayó en sus redes. Este es un mundo de ofertas para ricos y demandas para pobres, mientras que una clase media cada vez más menguante asiste atónita a la caída de un modelo que hace tiempo que dejó de ser.

Deudores y acreedores

En Europa no hay armonización fiscal ni política común y responsable sobre inmigración, con lo que lo único que parece unirnos son los libros de contabilidad, las deudas y esa relación de conveniencia agria entre deudores y acreedores. No todos los europeos nos jubilamos a la misma edad ni tenemos sistemas de pensiones iguales ni todos son sostenibles.

Los nómadas se buscan la vida y a los sedentarios poco a poco se les hunde su modelo bajo los pies. Las fronteras cada vez son más difusas ya que no hay grandes diferencias con el vecino. Todos los mundos viven en el nuestro y resulta casi imposible marcar condiciones de ciudadanía.

Les recomiendo dos libros inspiradores: La cuarta revolución, de John Micklethwait y Adrian Wooldridge, sobre la carrera para reinventar el Estado, y A nuestros amigos, de Comité Invisible, que es una llamada a la revolución y desobediencia. Si creen que el mundo no se aguanta, traten de ver cómo pueden casar estos dos libros y quizá entonces entiendan por qué muchos tienen como salida la fuga. Drama, vergüenza y colapso. ¿Reglas? ¿Fronteras? ¿Paz? ¿Justicia? ¿Orden? Hay mucho por hacer.