La rueda

El 'enigma Cirlot'

«Al hombre contemporáneo le es necesario una espada», afirmaba el poeta

JOSÉ MARÍA SANZ 'LOQUILLO'

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

«Yo soy de Barcelona, porque Barcelona es Cartago» decía Juan Eduardo Cirlot, de quien se cumplen cien años de su nacimiento. Su figura es imprescindible en la cultura española de siglo XX. Barcelonés contra el mundo, poeta de culto, cinéfilo voraz y muchos rompecabezas más. Mas allá de lo literario, de su figura como crítico de arte, de ser un 'dau al set', del ciclo Bronwyn o de su 'Diccionario de ismos' lo que más me impacta es encontrarme con un ser excepcional, un enigma por descubrir y, para mí, una fuente de inspiración constante.

No importa que tras el primer impacto al conocer su obra te sientas perdido en su laberinto y sepas que nunca serás de capaz de hallar la salida. Tampoco que te sientas un ignorante por las intrincadas conexiones que refuerzan su mítica. Lo importante con Cirlot es dejarte llevar hacia el abismo.

Su lenguaje erraba por delante de todo y de todos, mientras él se sentía un hombre trasmutado a épocas pasadas. Épico, clásico y vanguardista, todo en uno. Revolucionario y conservador como él mismo se decía, mientras encajaba ortodoxia y heterodoxia dejando muda al resto de la humanidad.

Juan Eduardo Cirlot, escritor no alineado, vivía al margen de la realidad del intelectual catalanista forjada en el franquismo y nada tenía que ver con la 'gauche divine'. Tal vez por ello su obra adquiera otras magnitudes con el tiempo. La reedición en Siruela de su extenso legado, el documental de Gerald Gil 'La mirada de Bronwyn', y lo más reciente 'Cirlot, ser y no ser de un poeta único', de Antonio Rivero Taravillo, me hacen adentrarme de nuevo en su universo, prometer completar el ciclo artúrico y viajar a Carcasona.

«Al hombre contemporáneo le es necesario una espada», decía el poeta. En una de sus fotos más conocidas, rodeado de sus espadas de cruz, Cirlot nos invita con una mirada desafiante a un reino que no es de este mundo.