Análisis

Enfocar la legislatura

No hay socio cómodo para JxCat y ERC pero les ayudaría tener un gesto hacia los Comuns

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XAVIER BRU DE SALA

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Que la mayoría independentista de las urnas se consolide en el Parlament depende de dos factores. El primero es el Estado, la política y los jueces. Si como todo parece indicar no permiten el retorno con garantías ni el voto de Puigdemont y los exiliados, los 70 escaños pasan a 65. Si el Supremo tampoco concede a los tres diputados encarcelados que puedan votar de manera efectiva, el independentismo caerá a unos miserables 62 escaños. Una distorsión de la voluntad popular inédita en Europa, pero que las formaciones afectadas pueden remediar con una cadena de renuncias, de manera que ocupen las plazas candidatos de las mismas listas sin causas pendientes.

Cuesta más de hacer que de decir, claro, pero llegado el caso no hay alternativa. Como la mayoría son 68, Puigdemont y Junqueras se salvarían de la renuncia y podrían mantener el simbolismo de dos escaños vacíos. Pero dado que ni uno ni otro disponen de ninguna carta para negociar, lo probable es que alguien esté pensando en un presidente o presidenta alternativo. (Por cierto, Elsa Artadi se dio de baja del PDECat).

Incluso con el sacrificio de las renuncias y en el supuesto de que JxCat y ERC se pongan de acuerdo, no se podrá mantener una mayoría estable sin los Comuns o la CUP. Si elegir socio no es fácil, también es dudosa la disponibilidad de los pequeños. La CUP dice que no dará sus votos a quien no haga efectiva la República, aunque sepan que ello es imposible. El discurso de los Comuns consiste en situar a JxCat en la misma derecha que la antigua CiU, aunque de hecho es una carga de dinamita, transversal y escorada a la izquierda, en las bodegas del PDECat.

Por si fuera poco, Xavier Domènech acusa Puigdemont del retroceso de las izquierdas en Catalunya cuando, aunque cometiéramos la doble injusticia de situar a todos los diputados de JxCat a la derecha y todos los del PSC a la izquierda, es incuestionable que la izquierda ha subido y la derecha ha bajado en relación a las últimas y penúltimas autonómicas. No hay socio cómodo para JxCat y ERC, pero la legislatura sería menos turbulenta si de entrada se da un gesto hacia los Comuns.

Gesto que consiste en ofrecerles un puesto en la Mesa del Parlament aunque no les corresponda. Descartado cualquier acuerdo que les acerque a C’s y PP, los Comuns harían bien en reclamar el caramelo. Así, con la pérdida voluntaria de la mayoría independentista en el órgano rector del Parlament, la legislatura pasaría a ser soberanista y constituyente en el sentido más benigno de los términos.

Además, los Comuns podrían obtener alguna compensación que no dejara tan aislada a la alcaldesa Colau. La ventaja para los independentistas consistiría en aplazar la decisión de renunciar al acta de los diputados privados de voto. El mensaje de moderación y de renuncia a otra escalada se volvería nítido por completo. El inconveniente, que la CUP atraería el voto independentista refractario a la moderación.