Ventana de socorro

Encuestas y tarot

Nuestros líderes deberían saber que en España el futuro infunde más temor que atracción

ÁNGELES GONZÁLEZ-SINDE

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Qué difícil es predecir el futuro. Si tienes que resintonizar la tele, te toparás con más y más canales en los que señoras estrafalarias echan el tarot mientras unas bandas sobreimpresas indican sus números de teléfono. Previo pago de un alto importe, ellas te adelantarán lo que te depara el porvenir. Muchas deben de ser las llamadas y sustancial el negocio para que proliferen así.

Y es que no hay nada más grande que el futuro. En él cabe todo, bueno o malo. Tanto me atrae, que el carrer del Avenir es una de mis calles favoritas de Barcelona. Me gusta pasearla. No es muy larga y corre paralela a otra cuyo nombre me llena igualmente de sugerencias: la de Mariano Cubí, pedagogo, frenólogo y lingüista fallecido allá por 1875, un sabio de ideas fascinantes y olvidadas. Pionero en el estudio del cerebro y la conducta, vivió en Maó, Barcelona, Estados Unidos, México, Cuba y viajó extensamente por Europa y España visitando universidades, prisiones y hospitales mentales. Gran filólogo además, contribuyó a consolidar la gramática del castellano y a difundir el gallego. Como la ciencia siempre ha atentado contra las creencias religiosas y Cubí defendía que el alma reside en el cerebro, fue detenido y procesado por el Tribunal Eclesiástico. Pasó once meses encarcelado. Pero según dicen, llevó ataques y críticas con paciencia, llegando a afirmar que «el hombre que de buena fe abraza una causa filosófica debe bendecir los embates que le obligan a explicarla».

Mucho hay que estudiar el cerebro humano para entender el nuestro propio y después, si alcanzamos algún éxito, el de nuestros conciudadanos. El domingo el resultado de las elecciones nos dejó a muchos pasmados, no tanto por la subida del PP, previsible, sino por la merma de la izquierda. Y es que, si nuestros líderes se dieran una vuelta completa por el dial televisivo, comprenderían que el futuro infunde más temor que atracción. Quizá les convendría desempolvar los viejos tratados de Cubí en lugar de fiar el porvenir al tarot de las encuestas.