LA CLAVE

Empresarios y rentistas

Una sociedad no es más rica por tener más rentistas que se han vendido sus empresas, sino por contar con más empresarios que ganan dividendos con ellas, generan empleos y se preocupan de participar en las instituciones para mejorar su entorno

Imagen de una de las bodegas de Codorniu.

Imagen de una de las bodegas de Codorniu. / periodico

Olga Grau

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En los últimos años el tejido empresarial catalán ha perdido sagas empresariales importantes por un conjunto de factores entre los que destacan la larga crisis económica, la necesidad de capital para crecer en mercados globales y la falta de compromiso de las generaciones que debían continuar el negocio.

Empresas de larga tradición se han vendido a grupos internacionales como es el caso de Codorníu al fondo británico Carlyle, Freixenet a la alemana Henkell, Pronovias a BC Partners, Abertis a Atlantia-ACS, Ficosa a la japonesa Panasonic, Ros Roca a la holandesa Terberg, Cellnex a la italiana Benetton y Cirsa al fondo internacional Blackstone, por mencionar algunos ejemplos.

Estas empresas eran campeones mundiales en sus ámbitos, pero en vez de salir a comprar, han sido engullidas por competidores o por fondos que cuentan con el capital para hacerlas crecer. Catalunya siempre ha sido un territorio de empresas y esos emprendedores han sido los que han conformado las llamadas élites empresariales con peso y influencia en la sociedad. 

Los empresarios se han preocupado de las sociedades en las que desarrollaban sus negocios porque allí estaban sus clientes, sus proveedores y sus vecinos. Cuando la toma de las decisiones se traslada a un lugar a miles de kilómetros, el nuevo propietario no es tan sensible a las necesidades del territorio o a la participación en sus instituciones, fundaciones, asociaciones o patronales.

Quizás haya algo de esto en el desinterés que despierta el relevo de las cúpulas de las asociaciones empresariales como la Cambra de Comerç, Foment o Fira de Barcelona o en la ausencia de la voz de las élites empresariales en los grandes debates de futuro relativos a la política, la sociedad, el arte o el medio ambiente. 

Una sociedad no es más rica por tener más rentistas que se han vendido sus empresas, sino por contar con más empresarios que ganan dividendos con ellas, generan empleos y se preocupan de participar en las instituciones para mejorar su entorno.