Elogio de la burocracia

La salida a la superficie de los mineros chilenos ha de ser un día de fiesta y de gran emotividad. A partir de ahora, las historias se multiplicarán, y las entrevistas, y los lloros de los familiares. También será un día histórico para la burocracia, siempre tan menospreciada, siempre tan arrinconada. Incapaces como somos de apreciar sus méritos, la burocracia escribirá hoy (y los próximos días, en Chile) un nuevo capítulo excelso y francamente meritorio. El diccionario, por ejemplo, la define como «forma degradada de administración en la cual predominan la rutina, la falta de iniciativa y la ineficiencia». Nada más lejos de la realidad. ¿Cómo puede ser rutinaria, pusilánime e ineficaz la iniciativa del prefectoMardones,un nombre, por otra parte, que merece figurar en la antología de la literatura fantástica? ¿Cómo puede alguien considerar absurdo que, una vez rescatados, se obligue a los mineros a una identificación personal para «certificar científicamente que las 33 personas que están en el fondo de la mina son las 33 personas que tenemos registradas como desaparecidas»? ¿Y si en el fondo de la mina hubiera más? ¿Y si ahora resulta que la mina del campamento Esperanza se comunica subterráneamente con una mina de Suráfrica? ¿Y si los mineros están dispuestos a engañar al Estado? Esta certificación científica me ha emocionado de veras. ¿Qué sería de los escritores si no hubiese en el mundo un buen montón deMardones?