Ellos van ganando

Si ante la amenaza del Estado islámico la democracia occidental se desnaturaliza, los terroristas habrán logrado su objetivo

ENRIC HERNÀNDEZ

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Si lo que pretende el Estado Islámico (EI) es meternos el miedo en el cuerpo, hacernos sentir aún más vulnerables de lo que somos, ya lo ha conseguido. Si el propósito del yihadismo es lograr que Occidente se cuestione su régimen de derechos y libertades, más conocido como democracia, tras los atentados de París, ha empezado a ganar la batalla. En la batalla de las ideas, los terroristas nos van ganando.

Como hiciera George W. Bush tras el 11-S, François Hollande se dispone a firmar su propia 'Patriot Act': una reforma constitucional que amplía los poderes del ejecutivo en detrimento del legislativo y esquiva la tutela judicial en la lucha contra el terrorismo  islamista. 'C'est la guerre!' Hallará el presidente francés escasa contestación entre una población conmocionada por la matanza en la Ciudad de la Luz y probablemente resignada a mancillar uno de los principios fundacionales de la República, la 'liberté', si tal es el peaje a pagar para garantizar su integridad física.

De acuerdo, no hay libertad sin seguridad, pero... ¿quién garantiza que siendo menos libres estaremos más seguros? Si los servicios secretos pueden rastrear de forma masiva nuestros datos telefónicos y cibernéticos sin autorización judicial, ¿cómo sabremos que la información obtenida se emplea solo para combatir el yidahismo, y no para otros fines menos nobles? Si se permite a la policía efectuar registros domiciliarios a espaldas de la justicia, ¿cómo impedir un uso abusivo de esa prerrogativa?

Regreso al medievo

Hoy estas medidas de excepción solo se plantean en Francia, pero en una Europa sin fronteras el combate contra el terrorismo debe ser, obligatoriamente, transnacional. Basta recordar que los principales sospechosos de los atentados del Viernes 13 no residían en Francia, sino en la vecina Bélgica. Así pues, o toda la Unión aplica idénticas recetas, o será preciso suspender la libre circulación de personas consagrada en el Tratado de Schengen. Como cuenta Marc Marginedas, el EI pretende "purificar" la civilización devolviéndola al medievo. Si la democracia se desnaturaliza habrán logrado su objetivo.