EN CLAVE EUROPEA

Pulso entre la UE y EEUU en la OTAN

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, tras la cumbre de ministros de Defensa

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, tras la cumbre de ministros de Defensa / periodico

Eliseo Oliveras

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Después de que al presidente estadounidense, Donald Trump, le costara más de seis meses reafirmar el compromiso de defensa mutua en la OTAN, ahora Washington recela de la nueva política de defensa de la Unión Europea (UE) puesta en marcha en diciembre para fortalecer la base industrial europea y reforzar su autonomía militar y su capacidad de intervención. La primera escaramuza se ha producido esta semana en el Consejo de Ministros de Defensa de la OTAN. Los ministros europeos se mostraron apaciguadores ante las inquietudes de Estados Unidos y presentaron la iniciativa como un fortalecimiento del Pilar Europeo de la OTAN.

La política de Seguridad y Defensa es una de las piedras angulares de la refundación de la UE tras el 'brexit'. El proyecto ha sido estimulado por la imprevisibilidad mostrada por la Administración Trump, con una política exterior de marcado sesgo mercantilista, y las crecientes divergencias geopolíticas a ambos lados del Atlántico. La reiterada afirmación de la cancillera alemana, Angela Merkel, de que "nosotros los europeos debemos tomar nuestro destino en nuestras manos", se ha convertido precisamente en una especie de divisa de la UE 'posbrexit'.

La Europa de la Defensa, en la que participan todos los países de la UE salvo Dinamarca, Malta y Gran Bretaña, aumentará la capacidad militar a través de unidades de intervención rápida y dotará a las fuerzas europeas de equipamiento de última generación de fabricación propia. Entre los 17 proyectos iniciales de desarrollo en común figuran vehículos blindados, artillería móvil de precisión, defensa cibernética, sistemas de vigilancia marítima y antiminas y software de comunicación impenetrable. Un Fondo Europeo de Defensa, con una partida de 500 millones de euros anuales que pasará a 1.000 millones a partir del 2021, ayudará a financiar nuevos prototipos y tecnologías, como drones de combate y reabastecimiento de aviones en vuelo.

Sin restar recursos

Antes del Consejo de Ministros de la OTAN, tanto el secretario de Defensa norteamericano, James Mattis, como la responsable de seguridad internacional del Pentágono, Katie Wheelbarger, y la embajadora de EEUU ante la Alianza Atlántica, Kay Bailey Hutchinson, insistieron en que la nueva cooperación permanente en Defensa que ha creado la UE no debía competir ni restar recursos a la OTAN y sobre todo no podía obstaculizar las ventas de la industria militar norteamericana en Europa. La agresividad de los planteamientos estadounidenses sorprendió a los diplomáticos europeos, ya que la industria militar europea tiene vetado el mercado norteamericano.

Las promesas europeas de incrementar los presupuestos de defensa y las explicaciones de la responsable de la diplomacia y la seguridad europeas, Federica Mogherini, de que la estructura de la UE es complementaria a la OTAN parecieron apaciguar a EEUU. Mattis subrayó que había quedado claro que "la defensa común era una misión de la OTAN y solo de la OTAN" y volvió a insistir en que "todavía queda mucho por hacer" para que los presupuestos de defensa europeos alcancen el objetivo del 2% del producto interior bruto (PIB) en el 2024. Mattis destacó como contrapunto el aumento del 35% en el 2019 de los fondos destinados a costear el despliegue de soldados estadounidenses en Europa de la operación European Deterrance Initiative hasta 5.200 millones de euros, tras crecer ya el 40% en el 2018.

Tan sólo cinco de los países de la UE miembros de la OTAN destinaron al menos el 2% del PIB en gastos de defensa en el 2017 (Grecia, Estonia, Gran Bretaña, Rumanía y Polonia), según la Alianza Atlántica. Sólo 15 de los 29 miembros de la Alianza llegarán a ese objetivo en el 2024. España ha comunicado a la OTAN que tiene previsto elevar el gasto de defensa hasta el 1,5% del PIB en el 2024.

Importaciones anuales

Pese a que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha insistido en que la UE "no debe cerrar sus mercados de defensa" a EEUU y otros aliados, la cuestión quedó abierta y las tensiones resurgirán si EEUU estima que no logra suficientes contratos. Las importaciones anuales de armamentos de los países de la UE representan un lucrativo mercado de 1.900 millones de euros anuales, según los datos del 2016 del Banco Mundial y del SIPRI.

Este mercado crecerá mucho más con la prevista modernización de equipos. Bélgica, por ejemplo, debe adjudicar este verano el contrato de 3.600 millones para adquirir 34 aviones de combate que remplazarán en el 2023 a sus F-16 norteamericanos. Por el contrato compiten el F-35 norteamericano, el Rafale francés y el Eurofighter Typhoon del consorcio británico, alemán, italiano y español. España también tiene que decidir pronto sobre la renovación de sus F-18, otro contrato multimillonario.