Los SÁBADOS, CIENCIA

Edición de los genomas

Los avances para modificar el ADN abren grandes esperanzas médicas y al tiempo plantean dilemas

Edición de los genomas_MEDIA_2

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PERE PUIGDOMÈNECH

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Habrá que tomar decisiones sobre el uso de las nuevas posibilidades de modificar los genomas. Cada vez más parece confirmarse que una propiedad que tienen las bacterias para defenderse de infecciones externas funciona en muchas especies biológicas y permite cambiar su genoma de una forma muy dirigida. Se ha probado en animales y plantas, se ha probado en monos, y nada indica que no tenga que funcionar en células humanas. Inmediatamente, la pregunta que se plantea es si queremos que se aplique para modificar el genoma humano. La respuesta es complicada, pero habrá que discutir y tomar decisiones sobre el tema.

Se trata de una interesante propiedad que tienen las bacterias, que se denomina CRISPR, para detectar y anular la presencia de ADN de un posible agente infectivo, por ejemplo un virus, que ya haya infectado la bacteria. En el genoma de esta queda la memoria de la infección, y cuando esta se vuelve a presentar hay un proceso que reconoce este ADN externo y estimula la síntesis de una proteína, llamada Cas9, que lo corta y de esta manera es inactivado. Esta propiedad se descubrió hace unos 15 años, y desde hace tres o cuatro ha sido posible aislar los componentes del sistema y demostrar que se puede introducir el sistema de reconocimiento e inactivación en cualquier organismo. Esto significa que se puede producir un corte en el ADN de un animal o una planta en un lugar muy preciso. La consecuencia puede ser que se inactive un gen concreto o que se modifique, y eso lo llamamos editar el ADN. También se puede conseguir que se integre en el lugar del corte otro ADN que se ha suministrado aparte.

Modificar los genes ya lo sabíamos hacer en muchos sistemas, incluso en células humanas, pero la novedad es que el nuevo sistema permite modificar el genoma en un lugar muy preciso. Cuando se hacen modificaciones en el genoma de un animal o una planta con muchas de las técnicas actuales, las modificaciones pueden ser al azar y más de una lo que puede tener son efectos imprevisibles. Hay que seleccionar los individuos que tienen solo las modificaciones deseadas. Esto se podía hacer también con células de cultivo humanas, pero era impensable en individuos. Por lo tanto, hasta ahora había una imposibilidad técnica de que se planteara la modificación genética de humanos de forma que se transmitiera a la descendencia.

La situación ha cambiado con la nueva técnica, y es interesante en algunos casos. Por ejemplo, hay familias que llevan un gen que provoca una enfermedad grave de la que podrían querer librarse. Se podría editar el genoma de sus miembros eliminando esta modificación y la familia podría olvidar esta pesadilla. También hay algún gen preciso que durante la vida de los individuos se modifica de forma espontánea en lugares concretos y puede dar lugar a tumores. Se podría pensar en corregir estos lugares y evitar que se desarrolle algún tipo de cáncer. Pero hay gente que piensa que eso abriría la puerta a diseñar hijos con caracteres a la carta y daría lugar a problemas graves. De hecho, la modificación genética de la línea germinal humana está prohibida por algunas convenciones internacionales, como la Convención de Oviedo, que España ha firmado y ratificado, pero no países como Estados Unidos y China.

De China ha salido un artículo que quería demostrar que esta nueva técnica funcionaba en embriones humanos. No lo consiguieron, pero el artículo fue rechazado por algunas revistas por sus problemas éticos, pese a que los embriones no eran viables. Ya antes del anuncio de este artículo las discusiones estaban en marcha y ha habido una declaración de científicos relevantes en este campo pidiendo que estos experimentos se detengan hasta que haya consenso sobre la fiabilidad de la técnica y las reglas de su uso.

Estamos ante un típico dilema producido por una nueva tecnología, sobre la que hay que decidir el marco de utilización. Un rechazo completo de la técnica puede implicar no aprovechar las posibilidades de eliminar problemas importantes de salud que se presentan en ciertas familias. Hay que reconocer que, si se demostrase que se pueden modificar sin riesgo genomas en embriones, sería difícil prohibir completamente y en todo el mundo su aplicación. Pero es cierto también que la modificación dirigida del genoma humano puede abrir una caja de Pandora de proporciones difíciles de prever. Por un lado, habrá que asegurarse de que la edición dirigida del genoma no plantea riesgos, y eso habría que hacerlo primero en experimentos con células en cultivo y en modelos animales. Por otra parte, habría que estudiar cuáles son los límites que ponemos, porque es probable que haya que ponerlos. Incluso si la tecnología llega a ser completamente fiable, habría que analizar la finalidad de estas modificaciones. Tenemos en la historia demasiados ejemplos de los desastres a que ha dado lugar la pretensión de mejorar la especie humana, y hay que plantear la cuestión de manera seria.