LOS SÁBADOS, CIENCIA

Dos caras de la misma moneda

Las decisiones de EEUU de dejar el pacto del cambio climático e investigar menos nos afectan a todos

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PERE PUIGDOMÈNECH

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La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de retirarse de la Convención de París sobre el Cambio Climático puede tener consecuencias negativas para todo el mundo y para los ciudadanos de EEUU en particular. Al mismo tiempo, el presupuesto que Trump ha presentado al Congreso propone recortes significativos de las dotaciones para investigación. Todo ello es coherente con políticas que tienen sobre todo en cuenta el corto plazo y los beneficios de grupos de intereses determinados. Esta tendencia puede tener efectos en las políticas de otros países. El nuestro no está muy lejos.

DOS TIPOS DE ARGUMENTOS

La retirada de los acuerdos de París ha sido razonada con dos argumentos. Uno de ellos es que hay que proteger a sectores económicos que sufrirían si los acuerdos se aplicasen. El otro es que el cambio climático es una invención de un grupo de científicos que solo favorece la economía de países como China. Al mismo tiempo, el presupuesto de investigación que se ha presentado al Congreso contiene recortes en torno al 17%, incluyendo el NIH (Instituto Nacional de Salud), el principal fondo para la investigación biomédica. La decisión no deja de ser coherente con el hecho de que si no se tienen en cuenta los resultados de la investigación no hay razones para financiarla.

UN NUEVO MODELO  PRODUCTIVO

Los acuerdos de París tienen como finalidad disminuir las emisiones que genera nuestra actividad industrial, agrícola o de transporte y evitar las consecuencias que se prevén sobre el clima. Esta acción puede implicar cambios en el modelo productivo, y en particular en la forma en que se produce y se usa la energía que utilizamos. Está claro que pasar de quemar carbón o petróleo a producir electricidad a base de la energía eólica o solar puede suponer disminuir la actividad minera o extractiva, y que esto puede generar problemas sociales en algunos lugares. Esto puede pasar en Pittsburgh, pero también aquí, y los gobiernos tienen tendencia a evitarlo. Pero el cambio de modelo energético puede dar lugar también a oportunidades debidas a los cambios tecnológicos, que se producirán necesariamente y que aprovecharán aquellos que tengan la suficiente visión de futuro.

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En términos generales, las acciones que tienen que ver con el control de los efectos de nuestra actividad sobre el clima son complejas, tienen consecuencias muy diversas y afectan a muchos sectores económicos. Se trata de decisiones a largo plazo y solo se pueden tomar con un conocimiento de los efectos de las decisiones, y por eso no querer escuchar las voces bien informadas suele ser un error. Por otra parte, estas decisiones precisan también acuerdos entre diferentes sectores industriales y un consenso social lo más amplio posible. La reflexión y la implicación de la sociedad en su conjunto es imprescindible, porque se necesitan inversiones considerables, acciones a largo plazo y cambios en la manera de vivir de mucha gente. Por ejemplo, se necesitan cambios en la forma en que nos movemos, la forma como transportamos los productos y la forma como producimos y transportamos la energía que necesitamos.

PARALELISMO CON ESPAÑA

Las reacciones ante las cuestiones climáticas y las acciones que habría que tomar son diferentes en diferentes países. Ya vemos lo que ocurre con la actual Administración de EEUU. En España, la situación no deja de tener un cierto paralelismo. Es cierto que los acuerdos de París han sido aprobados por todos los países de Europa y que España los ratificó a finales del año pasado, pero no dejamos de oír declaraciones de escepticismo sobre algunos de los efectos del cambio climático. Y sobre todo, hay dos semejanzas preocupantes. Una de ellas es la falta de modelo energético para los tiempos que vienen. Se han estado tomando decisiones contradictorias sobre la contribución de los diferentes tipos de energía en el futuro, lo que puede hacer difícil cumplir los acuerdos y quizá termine costando un dinero importante al contribuyente.

La reducción de los fondos para la investigación también se ha producido en nuestro entorno, y puede responder también al poco interés que hay en tomar decisiones basadas en el mejor conocimiento posible. Es cierto que en el caso español tenemos la gran ventaja de pertenecer a la Unión Europea, donde la mayoría de los países van tomando  posiciones y donde hay que rendir cuentas de lo que se hace. En el futuro, el presidente de EEUU deberá responder no solo ante sus electores, porque las decisiones que se toman ahora tienen efectos sobre todo el mundo, pero es posible que esto no le preocupe demasiado.