Análisis

La doble crueldad del 'bullying'

Lo peor es haber sido acosado sin haber obtenido protección ni restitución de la escuela ni de los jueces

Escena que recrea una situación de acoso escolar.

Escena que recrea una situación de acoso escolar. / periodico

XAVIER MARTÍNEZ CELORRIO

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En el 2014, un juez de Costa Rica sentenció un caso de 'bullying' condenando a la escuela por no brindar atención de manera oportuna y eficaz ante el hostigamiento escolar que sufrió una niña. Se condenó al Estado a pagar todos los gastos por atención psicológica de la menor y los costos de traslado a otra escuela. En otros casos, los abogados han reclamado indemnizaciones de hasta 75.000 euros por daño psicológico. Sin embargo, ni la crueldad sufrida ni las secuelas en la autoestima que siempre dejará tocada a la víctima pueden ser compensadas con dinero. 

En el 2016, la Generalitat fue condenada a indemnizar por primera vez con 3.800 euros a otra niña hostigada en una escuela de El Vendrell. Atención: el ciclo de agresión comenzó en P-4 y se denunció en tercero de primaria. Sí, de los 4 a los 9 años de edad sufriendo vejaciones y amenazas mientras la madre era desdeñada por la escuela como una sobreprotectora que exageraba. Hasta que llevó el tema a los tribunales. 

Gestionar relaciones humanas

En la comunidad educativa aún existe un gran sector de profesorado con una visión indolente e indiferente ante el 'bullying' que pone de reflejo la desvinculación y alienación en que conviven con sus alumnos. Hay malos profesores que pueden ser excelentes dando clase pero negados para saber gestionar relaciones humanas, resolver conflictos y cohesionar al grupo en su diversidad.

Ser profesor no consiste tan solo en dar la lección de matemáticas sino en ser un adulto significativo que sabe socializar niños y adolescentes y que interviene para corregir abusos y microdominaciones inaceptables. Y lo hace en equipo como un eje transversal asumido también por las familias en el marco de una escuela auténticamente democrática y responsable. Algunas lo consiguen pero muchas van a remolque.

Para corregir ese grado de desatención, en los últimos años se han puesto en marcha planes de convivencia y protocolos 'antibullying' desde la Administración. Pero mientras no cambie cierta cultura del profesorado hipercorporativa y burocrática (soy docente, no asistente social) el goteo de casos de 'bullying' seguirán llenando las noticias. Es cierto que la epidemia del 'bullying' se extiende en todas partes y países y que antaño ya existía como un ritual iniciático para marcar jerarquías. Pero también es cierto que, como sociedad, cada vez toleramos menos el sufrimiento ajeno que es denunciado aunque seamos sordos y ciegos ante el que puede causar nuestro propio hijo. 

Lo peor es la doble crueldad del 'bullying': haber sido acosado sin haber obtenido protección ni restitución por parte de la escuela y, además, ver que un juez conservador también desestima el ciclo de agresión sufrido y absuelve a los causantes. Mientras tanto, abandonas la antigua escuela para dejar atrás un entorno de sufrimiento y de injusticia permanente que los tribunales ni te reconocen. Es el broche negro con que los acosadores logan imponer su poder. Así la gangrena de la intolerancia, el abuso y acoso hacia el débil corroe lo que nos queda de democracia. ¿Quién ha educado a esos jueces? ¿En manos de quién estamos?