Deudas y minuto yugoslavo de Pedro Sánchez

JESÚS RIVASÉS

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El rey Felipe VI hace pequeña historia al culminar hoy su tercera ronda de consultas en vísperas de una inédita repetición de elecciones. Pedro Sánchez, el agobiado líder del PSOE, sueña con el casi imposible “minuto yugoslavo”, que eran los 60 segundos frenéticos finales en los que los equipos yugoslavos de baloncesto –antes de la tragedia de los Balcanes- ganaban partidos con el último triple mientras sonaba la bocina.

La política española no es el baloncesto al que se aficionó y jugó el propio Pedro Sánchez en el no menos histórico Estudiantes. Es mucho más compleja, sobre todo desde el día que murió el bipartidismo, y todavía más desde que Pablo Iglesias imaginó que una segunda vuelta electoral le facilitaría el sorpasso al PSOE, su verdadero objetivo. Luego, el líder de Podemos, que según Moisés Naim, hace política con “ideas que no funcionan –como las de Trump- y que sin embargo millones de personas inteligentes las creen”, intentaría el asalto a la Moncloa.

Los líderes políticos que han desfilado por el palacio de la Zarzuela encaran la campaña electoral con la pesada mochila del billón de deuda de la economía española y sin que sus programas esbocen medidas efectivas para reducirla, y quizá tampoco el déficit, ahora que el PP de Rajoy proclama un “giro social al centro”, sea eso lo que sea. Todo apunta a más gasto, que parece ser el gran sueño la sociedad española, aunque más gasto sean más impuestos y más deuda.

Contrasta con el comportamiento de las familias y las empresas, que llevan años inmersas en un esfuerzo de ahorro y de reducción de deudas, según los últimos datos de las Cuentas Financieras de la Economía España, que acaba de publicar el Banco de España. Las cifras no necesitan comentarios. En 2008, al principio de la crisis,  los hogares –familias- españoles debían 913.982 millones de euros. A finales de 2015, habían reducido la deuda en 184.360 millones hasta los 729.622, es decir, un 20,17% menos. Algo parecido hicieron las empresas, que pasaron de deber 1,42 billones en 2008 a 1,13 billones en 2015, con una reducción de 291.240 millones o, lo que es lo mismo, de un 20,4%. Es lo que explica que, a pesar de los bajos tipos de interés, el crédito aumente poco. Familias y empresas siguen a lo suyo, disminuir deudas evitar nuevas. Por el contrario, en el mismo periodo, la deuda pública ha pasado de 389.759 millones en 2008 a 1,08 billones en 2015. Es decir, ha crecido en 697.569 millones, o lo que es lo mismo, se ha multiplicado por 2,7 veces, un 180% más. Una deuda que algunos quieren aumentar más porque reclaman más déficit y que pagarán las generaciones futuras con menos empleo y más impuestos. El minuto yugoslavo de Sánchez no llega y el viernes, con el decreto de convocatoria electoral listo, el INE anunciará los datos del PIB del primer trimestre. Serán buenos. España todavía será el país que más crece de la Unión Europea, pero menos que antes y con muchas incertidumbres por delante