El despilfarro de alimentos

Resulta inaceptable un desperdicio de productos alimenticios mientras aumenta la malnutrición

PERE PUIGDOMÈNECH

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Que en el mundo, en nuestra casa y fuera, haya gente que tiene dificultades para llegar a una alimentación suficiente mientras por otro lado se tiran alimentos es un escándalo. En nuestras sociedades opulentas el coste de la comida ha bajado de manera radical durante los últimos cien años y una gran parte de la población ha perdido el respeto ancestral hacia la comida que existía hasta hace poco tiempo. Tirar pan era considerado un pecado y terminar todo lo que había en el plato, una norma inflexible. En la actualidad, las cosas ya no son así.

Reducir los centenares de millones de personas que no tienen acceso a una alimentación suficiente ha sido anunciado como uno de los objetivos más urgentes por parte de todas las organizaciones mundiales. Una alimentación deficiente es una de las causas principales de un gran número de enfermedades e imposibilita a la persona llevar una vida completa y es por ello que el derecho a la comida está en la base de cualquier otro derecho. 

ACABAR CON EL HAMBRE

Las Naciones Unidas han fijado el objetivo de acabar con el hambre en el horizonte del 2030 y los datos dicen que nos acercamos a ello, pero de forma muy lenta. Con la crisis que hemos sufrido el número de personas con malnutrición ha aumentado en nuestro país. La necesidad de actuar es evidente y resulta sin duda inaceptable que al mismo tiempo se tiren alimentos. Los datos sobre este fenómeno no son fáciles de obtener y verificar, pero se acepta que a nivel mundial el 30% de la producción de alimentos se pierde. En los países poco desarrollados esto se da sobre todo en las primeras etapas de la producción, mientras que en los países desarrollados aparece al final de las líneas de distribución y en los hogares.

Para paliar la situación, en los países europeos han sido discutidas las normas, por ejemplo, que regulan la caducidad de algunos alimentos que a veces hay que destruir cuando parecen todavía en buen estado. O también las que obligan a rechazar la comida que ha sido servida en la mesa en un restaurante. También existen normas de calidad en algunos productos alimenticios que obligan a rechazar aquellos otros que no las cumplen. 

SOBRANTES DE MERCADOS

Hay iniciativas que, a nivel local, tratan de recoger productos fuera de normas o sobrantes de mercados y repartirlos a quien los necesita y que quizá habría que generalizar. Pero hay que tener en cuenta que se trata de normas destinadas a garantizar la seguridad de lo que comemos o proteger al consumidor que probablemente se podrían revisar, pero renunciar a aplicarlas puede ser arriesgado.

La situación es diferente a nivel global. A veces se dice que ya se produce suficiente comida en el mundo y que no es necesario tener una agricultura más eficiente. Este argumento no tiene en cuenta que los lugares donde falta comida es generalmente allí donde la producción agrícola es menor y que transportar alimentos de lugares con mayor producción puede ser, excepto en períodos de emergencia, costoso y puede acabar creando nuevas situaciones de dependencia.

AGRICULTURA EFICIENTE

Estructuras sociales injustas o conflictos armados acaban de empeorar el problema. Hacer llegar todas las tecnologías agronómicas apropiadas, semillas adaptadas al lugar y medios de transporte que den paso a una agricultura eficiente es lo que ha dado siempre mejores resultados. En un entorno de aumento de la población, de cambio climático y de recursos limitados, como el suelo o el agua, aplicar a la agricultura todo lo que sabemos, junto a reformas políticas, parece más que necesario.

Una alimentación suficiente y segura se encuentra en la base de nuestra existencia y es un derecho esencial del que nadie debería ser privado. Como individuos nos debe preocupar reducir el desperdicio de comida que hacemos en nuestras casas como principio y, sobre todo, si contribuye a evitar que haya gente que no tenga acceso. 

A nivel global, a veces hay que transportar el alimento mismo, pero suele ser más eficaz transferir todo aquello que sabemos y que nos ha permitido a nosotros alcanzar la situación de abundancia en la que nos encontramos en muchos lugares. Y no hay que olvidar finalmente que tenemos que seguir haciendo esfuerzos para que este estado de cosas tan beneficioso se mantenga tanto en la actualidad como en las generaciones que nos siguen.