BLOGLOBAL

Descalabro en el laberinto poschavista

ALBERT GARRIDO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La derrota encajada por el poschavismo en las elecciones legislativas celebradas el domingo refuerza la impresión de que el agotamiento de los liderazgos de referencia en América Latina da pie a un nuevo ciclo apoyado por las clases medias urbanas. Después de la victoria de Mauricio Macri en Argentina y de las dificultades sin cuento de Dilma Rousseff en Brasil llega ahora la impugnación de la política del balcón de Nicolás Maduro en Venezuela mediante un descalabro en las urnas al que han contribuido no solo la "guerra económica” a la que ha aludido el presidente venezolano, sino también una parte considerable de los seguidores del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), defraudados con la mezcla de prepotencia e ineficacia de los gobernantes, aficionados a la demagogia vociferante.

Si los vaticinios de las encuestas fueron elocuentes, los datos no lo son menos: el PSUV fue incapaz de sacar el máximo provecho durante los años con un petróleo caro y no tiene forma de desatascar el país ahora con el petróleo barato, sin otro recurso para atemperar los ánimos que las sorprendentes incursiones de Maduro en los medios. Sin duda, Venezuela no dispone de demasiados aliados en el 'establishment' financiero internacional, pero los gestores del chavismo han tenido la rara habilidad de ahuyentar a los pocos que le pudieran quedar a la muerte de Chávez en marzo de 2013. Como sostiene el escritor Alberto Barrera, Chávez “melodramatizó la política” a través de un notable dominio del escenario, pero Maduro nunca tuvo sus tablas.

¿Las tiene la oposición agavillada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), candidatura o coalición que mezcla a los agraviados por el chavismo con diferentes corrientes ideológicas, algunas de ellas incompatibles entre sí, y la última generación de representantes de las familias que enseñorearon el país hasta el hundimiento del bipartidismo (Copei y Acción Democrática)? Que las urnas hayan sido ampliamente suyas no significa que la calle lo sea o que tenga acceso a los resortes del poder, a aquel que gestiona un Ejecutivo manifiestamente hostil, tentado con frecuencia a recurrir a la respuesta en la vía pública. Si existe un poschavismo posibilista con el que pactar, en condiciones de imponerse a la facción más dogmática –Diosdado Cabello, Celia Flores y otros–, la MUD deberá dar muestras de una capacidad propia de los grandes intérpretes: improvisar sobre la marcha sin aferrarse al texto (el programa máximo).

Hay en el ciclo abierto el domingo todos los ingredientes para consagrar la fractura social y convertirla en crisis de Estado –un Gobierno permanentemente enfrentado al Parlamento y viceversa–, sin cultura de pacto o de transacción en ninguno de los dos bandos. Pero hay también una realidad flagrante: aunque en el laberinto venezolano nadie es del todo inocente, la inflación desbocada, la inseguridad crónica, el desabastecimiento de todos los días y la persecución de los oponentes ahí están señalando a los herederos de Chávez como un dedo acusador.