Tiempos de populismo
Desaparecidos en combate
Las dinámicas de espacios políticos tienen ciclos y el de centro liberal se ha diluido
Pío Baroja dijo que "en España siempre ha pasado lo mismo: el reaccionario lo ha sido de verdad, el liberal ha sido muchas veces de pacotilla". Muchos años después, uno de los referentes del liberalismo español durante la Transición, Joaquín Garrigues Walker (que acabaría en Unión de Centro Democrático), habría dicho que "mis bases caben en un taxi". Pocos y con poca convicción sería el resumen. Y José María Aznar quiso ampliar esa base, aunque seguramente de manera demasiado poco creíble y con una versión del centrismo y del liberalismo, no sabemos si "de pacotilla", pero que por descontado tenía poco que ver con los referentes clásicos y europeos con los que el PP pretendía equipararse. Lo intentó. Ya no.
En el 2000, un Aznar que se reivindicaba de "centro reformista liberal" ganaba en España por mayoría absoluta. Por aquel entonces, el británico Tony Blair todavía era el primer ministro de moda en el mundo, junto con su apuesta por la "tercera vía" teorizada por el sociólogo Anthony Giddens, que quería dejar atrás el laborismo clásico y abrazar (vía gestión del poder) tesis más de centro y liberales. En Francia, el MoDem de François Bayrou fue la gran novedad en las elecciones presidenciales del 2007, y así sentaba en parte las bases del movimiento En Marche! de Emmanuel Macron, que justo una década después, en el 2017, contaría con su concurso en unas elecciones donde se impondría.
En Estados Unidos, en el 2008, un multilateralista Barack Obama tomaba el relevo de George W. BushBarack Obama y los 'neocons' en la Casa Blanca. Y en el 2010, el liberal Mark Rutte se imponía en las elecciones generales holandesas y pasaba a ser uno de los iconos de los jóvenes líderes centristas y liberales europeos al alza. Ese mismo año, los 'Lib Dems' de Nick Clegg quedarían terceros en el Reino Unido y pasarían a gobernar en coalición con los conservadores. A partir de ahí, su caída en picado.
2000-2010. ¿Qué fue de esa especie de década prodigiosa de los que ponían sus esperanzas en el liberalismo y en el centrismo como opciones predilectas para el gobierno de las principales democracias occidentales? Sin duda, ahí han jugado un papel clave la amenaza global del yihadismo y la brutal crisis financiera de los últimos años, que han zarandeado las sociedades en Europa y Estados Unidos y, de paso, por razones obvias, su tablero político. El contagio a otros contextos como el latinoamericano es innegable.
Las dinámicas de espacios políticos también tienen ciclos. Y después del desconcierto generado por el miedo y la crisis, más oferta política apuesta por el "orden y seguridad" que defendía en campaña el Partido Popular Austríaco (que gobierna con la extrema derecha) y que en agosto del 2018 adoptaba en Madrid un Ciudadanos de Albert Rivera cada vez más derechizado y menos queriente de centro. Un ecosistema de más retroalimentación de polos nítidamente opuestos, a derecha e izquierda. Con más necesidad de énfasis, de contundencia y de populismo a punta y punta del espectro político. Y así está el centro liberal, desaparecido en combate.
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