El otro deporte

He visto cosas que no creería ni el replicante de 'Blade Runner'. Deportes que Sergio Ramos tardaría cinco meses en pronunciar bien. Partidos más raros que ver a Rafa Nadal un set entero sin sacarse el calzoncillo del culo. Hay vida (sudada) más allá del fútbol, el baloncesto o el tenis. Ya casi se pueden descubrir tantos deportes alternativos como futbolistas que defraudan a Hacienda. 

Antes de nada, debo confesar que yo tengo antecedentes deportivos 'mainstream': pasé mis años de chándal de táctel jugando al baloncesto. Cuando, eso sí, con un solo Gasol te hubieras hecho un base, dos aleros y dos pívots de la época. «Y te sobraba barba», suele decir Iturriaga. Pero lo dejé pronto. Con la edad del pavo, uno deja por inercia de pasar por el aro. 

Hace unos años que me dedico a practicar deportes curiosos, entre otras crónicas que escribo de Barcelona. El pasado fin de semana mismo se ha celebrado en el Poblenou un torneo internacional de 'bike polo' (con sus mazos y sus caballos con ruedas). Compiteron 12 equipos de todo el mundo.

Carreras de drones y luchas de brazos

En el Fòrum hay una escuela de 'Land sailing' (regatas sobre asfalto con carros a vela). También se organizan desde Barcelona carreras de drones, «la nueva fórmula 1», la llaman. Hay un club de curling (esa petanca sobre hielo tan televisiva). Y entrenamientos de Ultimate Frisbee: en vez de pelota, uno se pasa un disco volador. Una barcelonesa ha ganado 39 medallas montando y desmontando pirámides de vasos de plástico a la velocidad de Speedy Gonzales. Eso es 'stacking'. ¿Te ha parecido ver a un clon del malo de 'Yo, el halcón'Yo, el halcón? Se llama Sergio y seguramente salga de algún campeonato de lucha de brazos. Los pulsos de toda la vida. Está considerado un deporte en Catalunya desde hace tres años.  En la asociación catalana hay quien ha sido nueve veces campeón del mundo. Ya puestos, hasta se puede hacer deporte como Jordi Hurtado en sus tiempos mozos: en el Poblenou hay un gimnasio paleolítico.