Al contrataque

El demonio vive dentro

La paradoja es que EEUU no vive maniatado por el terrorismo sino por la violencia accesible y terrible de las armas

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ERNEST FOLCH

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Una de las fotos escabrosas del año la protagoniza el 'christmas' de una congresista estadounidense, una tal Michele Fiore, en el que aparece con toda su familia, niños incluidos, empuñando armas de fuego variadasempuñando armas de fuego , desde pistolas hasta metralletas. Basta poner en Google «Michele Fiore» para ver la estampa diabólica de esta familia que enseña con orgullo sus armas de fuego, las comparte con sus hijos, las enumera en una lista y lo remata, eso sí, con un «Merry Christmas», no vaya ser que alguien piense que desean mal a nadie. El 'christmas' se ha viralizado en plena oleada de matanzas colectivas, terroristas o no, que asuelan EEUU, y que han llevado al 'The New York Times' a pedir en su primera editorial en portada desde 1920 el fin de una epidemia devastadora, como demuestran unos datos terribles: solo este año en EEUU ya han muerto por armas de fuego más de 10.000 personas, con más de 300 tiroteos masivos, de los cuales 45 en escuelas de niños. En un país obsesionado por el terrorismo, la paradoja es que son sus propias armas privadas las que han causado en las últimas décadas muchos más muertes que los ataques yihadistas, 11-S incluido. La matanza de San Bernardino de hace unos días, relacionada con el EI, ha provocado que el energúmeno de Donald Trump haya pedido que no se permita la entrada de musulmanes en EEUU. Cierto, estamos ante la enémisa imbecilidad de un loco, por cierto con mucho dinero y mucha proyección mediática, pero es sintomático que hay quien intente focalizar el debate en los musulmanes cuando esta última carnicería, por muy terrorista que sea, se perpetró con armamento totalmente legal.

PARANOIA SOCIAL

Fomentar las escopetas pero prohibir a los musulmanes, proteger los lobis de armas pero agitar el miedo al terrorismo, así es la paranoia en la que vive una parte de la sociedad americana, que aspira por cierto a ganar las próximas elecciones en EEUU, en las que votan unos pocos pero que nos afectan a todos. Porque lo que se discute aquí no es un asunto interno sino un cóctel diabólico universal, en el que se mezclan el uso creciente de las armas, la perenne utilización del miedo al terrorismo como arma política y una criminalización creciente del islam en general. La paradoja es que EEUU, que anticipa cómo seremos nosotros en unos años, no vive maniatado por el terrorismo, como quieren hacerles creer algunos medios peligrosos, sino por la violencia accesible y terrible de las armas, creada e impulsada desde dentro. En una sociedad que aspira a ser libre habita un cáncer más destructivo que cualquier terrrorismo, como demuestra la temible foto de Michele Fiore, porque encima es legal, culturalmente aceptado y ni el mismísimo presidente del país tiene poder para pararlo. Por mucho que digan que el mal está fuera, la realidad es otra: el demonio de verdad vive dentro.