Al contado

Dejen de tocar las pensiones

A este paso, si se condena a los beneficiarios actuales, pero también a los futuros, se sumarán cada vez más jóvenes a la revolución de las canas

Imagen de una manifestación de pensionistas en Bilbao, en febrero del 2018.

Imagen de una manifestación de pensionistas en Bilbao, en febrero del 2018. / periodico

Agustí Sala

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Nuevo pulso de los pensionistas al Gobierno este fin de semana. Y también al resto de partidos. No les basta con las competiciones frívolas a ver quién ofrece más. Este colectivo de unos 9,6 millones de personas, de los que 5,9 millones son jubilados, no se conforma ya con callar y votar. También quiere defender algo que, aunque a veces se olvide, es un derecho. Harían bien los partidos en retomar el pacto de Toledo para consensuar medidas para garantizar la sostenibilidad del sistema en vez de dispararse unos a otros con las pensiones como arma electoral.

Quienes hoy trabajan cotizan para pagar las pensiones de quienes se han retirado. El problema es que los activos que se incorporam al mercado laboral lo hacen con salarios cada vez más bajos y, por tanto, con cotizaciones inferiores. Es algo que podría solventarse en un país en el que las empresas ya tienen beneficios. Solo las que componen el índice selectivo de la bolsa Ibex-35 aumentaron sus ganancias más del 16% en el 2017. Y bien que lo notaron sus cúpulas, con salarios que superaron hasta los 20 millones anuales, como es el caso del consejero delegado de ACS, Marcelino Fernández Verdes. Los costes salariales, en cambio, apenas subieron el 0,5%

Los rendimientos del trabajo, es decir, aquellos que perciben la mayoría de asalariadospierden cada vez más peso en la riqueza del país. El año pasado descendieron a su menor nivel desde 1989. Y lo que estos pierden lo ganan en parte los beneficios empresariales y las rentas del capital, que no paran de subir. En definitiva, hay dinero, pero repartido desigualmente. Unos pocos se quedan mucha más tajada que la mayoría. Así se podrán nutrir bien los fondos de pensiones de los directivos, pero poco la caja de la Seguridad Social, con la que se pagan las prestaciones del grueso de la población.

Y en estas un director del Banco de EspañaPablo Hernández de Cos, afirmó esta semana en una conferencia en la patronal de las gestoras de pensiones privadas, Inverco, que con los cambios del 2013 del Gobierno de Mariano Rajoy se garantiza la sostenibilidad del sistema. Pero con una contrapartida: si no hay reformas, las pensiones no podrán subir más del 0,25% al que se les ha condenado en la actualidad durante los próximos 50 años. «Los ciudadanos deben saber a lo que se enfrentan para tomar sus decisiones de ahorro», explicó. Se agradece la sinceridad.

O sea, se condena a los pensionistas actuales pero también a los futuros. A este paso, tanto tocar las pensiones, no para mejorarlas sino para empeorarlas, generarán más ira y a la revolución de las canas se sumarán cada vez más jóvenes, aunque vean lejos el día de su jubilación. Es un tema de supervivencia.