Al contrataque

En defensa de Albert y Pablo

Muchos se les van a tirar encima y les van a acusar de haber dejado de ser nueva política para convertirse en más de lo mismo

PROGRAMA SALVADOS DE JORDI EVOLE EN LA SEXTA  CON ALBERT RIVERA Y PABLO IGLESIAS

PROGRAMA SALVADOS DE JORDI EVOLE EN LA SEXTA CON ALBERT RIVERA Y PABLO IGLESIAS / periodico

JORDI ÉVOLE

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No sé porqué pero algo me dice que Albert Rivera y Pablo Iglesias van a pillar después del segundo cara a cara que veremos el próximo domingo. Muchos se les van a tirar encima -y más en plena campaña electoral- y les van a acusar de haber dejado de ser nueva política para convertirse en más de lo mismo. Que en menos de un año han olvidado las buenas formas exhibidas en el debate del bar Tío Cuco y se han embarrado en un cara a cara mucho más feo y bronco que el primero. Y, efectivamente, el segundo debate ha tenido poco que ver con el primero. Pero ya desde la gestación. Igual es que les propusimos debatir de forma poco convencional: con un mensaje en el mes de marzo mediante el grupo de Whatsapp que creamos con Iglesias y Rivera tras el primer cara a cara. Por cierto, el grupo se llama 'El espíritu del Tío Cuco'. Para ser sincero, mi mensaje no despertó demasiada ilusión: Pablo contestó y dio largas y Albert ni contestó. Insistimos y al final el cara a cara se ha podido repetir. Eso sí, ya no es en un bar de barrio, ya no hay paseo por la calle, y la distancia entre los dos es mucho más palpable. Pero seguimos sin atriles, ni cronómetro, ni turnos de palabra acordados. Algo es algo.

Vivimos en la cultura del tuit y el vídeo de 20 segundos, y estoy convencido que el domingo por la noche empezarán a circular los momentos más crispados del debate, que los hubo. Porque en la obsesión por el click, el titular llamativo y la sacralización de la polémica será eso lo que se destacará. Porque eso es lo que ahora domina la información. Igual ha sido siempre así, pero diría que ahora es exagerado por la dictadura de las audiencias.

AGOTAMIENTO

Veo a nuestros políticos agotados, no solo a Albert y Pablo. Y no sé hasta qué punto parte de la responsabilidad de ese agotamiento nos corresponde también a los medios. Les estamos pidiendo de todo: este martes a la misma hora veremos a Iglesias en una cadena respondiendo a un grupo de niños y en otra mostrando cómo es su vida cotidiana. El sábado responderá a unas familias y el domingo el cara a cara. Por empezar por lo mío: ¿hacía falta otro cara a cara? ¿O es que las teles hemos descubierto el filón en el que se ha convertido la política y vamos a exprimir la fórmula hasta reventarla? Es verdad que ellos podrían decir que no. Pero hemos criticado tanto las comparecencias en tele de plasma, que igual estamos confundiendo el dar explicaciones con el exhibicionismo.

Aunque suene contradictorio, agradezco que Albert y Pablo se hayan vuelto a sentar a debatir. Han sido los únicos que lo han aceptado.Y si todo sigue así podría convertirse en el único cara a cara de la campaña, anomalía que no hallaríamos en ningún otro país con tradición democrática. Solo por eso, y a pesar de que a mí el tono tampoco me gustó, hoy salgo en su defensa.