La rueda

El debate del Congreso y la oposición real

ANTÓN LOSADA

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Nada más terminar el #DEN2015, en la mejor tradición de la vieja política, quienes no están aún en el Parlamento comparecieron en la realidad virtual para proclamarse vencedores de un debate que, según ellos, ni interesa ni representa a casi nadie. No está mal tanta codicia para bienes tan vituperados como el parlamentarismo o la democracia representativa.

Albert Rivera se declaró ganador rodeado por esos mismos medios que, según denuncia, le ignoran por orden del Sistema. Pablo Iglesias retó al presidente en streaming, que para el líder de Podemos empieza a ser lo que el plasma para Mariano Rajoy, una manera de ahorrarse las preguntas. Al colgarse sus propias medallas, ambos tenían el aire de esos adolescentes que en las bodas reclaman con pompa y circunstancia su derecho a sentarse en las mesas de los mayores y brindar con cava.

«Somos la oposición real», proclamaron entre el entusiasmo de sus fans y ante el desconcierto de unos medios de comunicación que padecen serios problemas de orientación para distinguir entre la realidad virtual y la otra e informar sin confundirlas. No me hagan mucho caso, pero, la última vez que lo comprobé, ni Twitter ni la televisión habían sustituido al Congreso para evitarnos el gasto en calefacción de la Carrera de San Jerónimo, ni los sondeos habían reemplazado a las elecciones para ahorrarnos las dietas que cobran los agraciados con un día a gastos pagados en una mesa electoral.

Acabar con el bipartidismo es una cosa. Quedarse con una de sus franquicias, otra bien diferente. No sé muy bien en qué consiste la nueva política. Tampoco tengo claro qué era la vieja política. Solo sé qué es la buena política: hacer lo que dices y decir lo que haces. Todo lo demás es ruido y, de momento, es lo único tenemos de sobra.