El cuerpo fortaleza

Fibrados, musculosos, enemigos de la grasa y la flacidez, los cuerpos fortaleza han sido forjados en solitario a golpe de gimnasio o corriendo por las calles. El cuerpo humano se ha convertido en un artefacto.

NAJAT EL HACHMI

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Los cuerpos fortaleza son cuerpos fuertes, fibrados, con músculos visibles bajo la piel, que baila sobre ella porque en estos cuerpos no queda una gota de grasa, el enemigo a batir, la materia contra la que se ha de luchar en todo momento. Los enemigos declarados de los cuerpos fortaleza son, de hecho, dos: la grasa y la flacidez. Es un cuerpo que se hace con constancia y esfuerzo, sin claudicar nunca, sin dejarse vencer nunca por la pereza. Un cuerpo activo, que no para nunca, que se hace a sí mismo. El cuerpo fortaleza, si fuera un sueño, sería un sueño americano. En él el lema de si quieres puedes se hace único y omnipresente.

Estos cuerpos son fáciles de reconocer, tienen una musculatura desarrollada, con un volumen exagerado en los hombres y una dureza inusitada en las mujeres. En algunos casos se les ve las venas y los tendones que se marcan, se podría hacer una clase de anatomía sin necesidad de diseccionarlos.

Últimamente es un tipo de cuerpo que ha ido creciendo en número, lo vemos mucho en las calles. Antes habitaban más en los gimnasios donde pasaban horas dedicados a los entrenamientos con pesas, pero ahora se encuentran por doquier. Han mutado y se autodenominan runners, que no quiere decir otra cosa que corredores. Los cuerpos fortaleza corren siempre y no lo hacen para coger el autobús o llegar a la hora a un lugar, corren por correr y se proponen correr cada vez más. Lo hacen en la ciudad, sobre el asfalto que les destroza las articulaciones a cada paso, inhalando profundamente el aire cargado de plomo, pero no conseguiréis nada si intentáis convencerles de que el suyo no es, ni mucho menos, un ejercicio sano. Forman parte de una obsesión colectiva y como tal alimenta a unos y otros de la idea de que este es un comportamiento perfectamente normal. Como han conseguido hacer cosas que no hacían antes con sus cuerpos, las personas que padecen este de tipo de trastorno se sienten por encima del resto, sienten que están más sanas, que físicamente son máquinas mejores que los demás, algunos piensan que máquinas perfectas. Aquí radica quizá su principal problema: haber convertido algo tan humano como el cuerpo en un artefacto, equiparándolo a una creación artificial. Por eso se miden en términos de eficiencia, de gasto energético, de quemar calorías, de resistencia. Se proponen hitos propios de deportistas profesionales, ya no se puede salir a correr si no es para hacer una maratón.

De todos los cuerpos citados quizá estos son los que tienen menos conciencia de padecer un trastorno. Te dicen que crea adicción y lo dicen como algo positivo. Y no es extraño, ejercitar el cuerpo hasta límites poco habituales da una sensación de control sobre uno mismo, sobre cada fibra de la propia anatomía y viviendo como vivimos en un mundo donde estamos expuestos a los elementos, teniendo como tenemos todos una capacidad de incidencia sobre el entorno y lo que nos pasa más bien limitada, no cuesta imaginar la sensación de poder que da pensar que se controla una cosa tan importante como es el propio cuerpo. El problema añadido es que estos cuerpos empiezan siendo para gustar a los demás, para ser más atractivos pero la persona se acaba queriendo a sí misma mucho, demasiado. Por eso no es extraño que los individuos con estos cuerpos tengan de repente fracasos sentimentales imprevistos.

En los hombres este es el cuerpo extraño más frecuente y suele nacer en la adolescencia. Puede ser fruto de cuerpos acomplejados pero es más probable que sea una deriva natural de un entorno que enaltece unas proporciones y unas determinadas características determinadas en la anatomía masculina. El deporte en sí, sobre todo si es de equipo y fomenta las relaciones con los demás, no es el origen de estos cuerpos. De hecho, cuanto más solitaria y aislada sea la práctica deportiva más riesgo correrá la persona de acabar con un cuerpo fortaleza. El cuerpo fortaleza no se hace únicamente a base de ejercicio, claro está, también con dieta. Destierran los alimentos considerados pecado, los azúcares rápidos, las grasas, y se ingieren enormes cantidades de proteínas. Un menú muy reducido. Algunos, los más enfermos, buscan sustancias que les permitan muscularse más y más.

Los cuerpos fortaleza también pueden tener otros orígenes, como aquellos cuerpos estorbo que, hartos de adelgazarse y engordarse y de notar en la piel las consecuencias de estos vaivenes, deciden que la mejor manera de solucionar el problema es convertirse en cuerpos fuertes que lo quemen todo. Aunque no es un caso tan frecuente puede ser que los cuerpos fortaleza provengan de cuerpos refugio que después de un largo y doloroso proceso de adelgazamiento no están dispuestos a volver al estado inicial y como no saben cómo hacerse cuerpos normales, deciden ser fortaleza. Hay indicios que también asocian los cuerpos fortaleza con la edad, con la conciencia de que el cuerpo evoluciona hacia una progresiva decadencia y para frenarla la entrenan hasta el agotamiento. Los mensajes en este sentido también abundan, nos dicen que si lo queremos, si lo deseamos, podremos frenar el envejecimiento. Gran mentira, de hecho, por mucho que corramos no correremos más que la vida y ni mucho menos más que la muerte que nos persigue desde que nacemos.