ESCASO APERTURISMO EN LA HABANA

Cuba, al otro lado del silencio

Las tímidas reformas de Raúl Castro no han aliviado el colapso económico que soportan los cubanos

RUBÉN HERRERO DE CASTRO

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idel Castro, uno de los peores dictadores que jamás ha existido sobre la faz de la tierra, celebraba el pasado agosto su cumpleaños. Lo hacía en una de sus muchas propiedades en la isla, con vistas al inmenso campo de concentración que es hoy Cuba, creado por la casta comunista durante unos interminables 55 años. En Cuba, el tiempo se detuvo en 1959, hoy al igual que entonces, la represión continúa ahora de la mano del tirano Raúl Castro, a la sombra de su hermano Fidel.

 

En el 2006, por razones de salud, Fidel Castro se apartó oficialmente del poder y dejó paso en esta particular monarquía cubana a su hermano, que obsesionado por la supervivencia del régimen, adoptó ¿medidas aperturistas? Básicamente se trataba de un tímido programa de reformas que permite a los cubanos una restringida actividad económica privada, comprarse un móvil o un acceso limitado a internet y a los enclaves turísticos de la isla. Hasta entonces, la gloriosa revolución no permitía a los cubanos disfrutar de sus propios parajes naturales y las infraestructuras turísticas. Bueno, con la salvedad (que hoy continúa) de mirar para otro lado ante la vergonzosa realidad del turismo sexual. Prostitución femenina y masculina a cambio de productos de primera necesidad. Diversos documentales, emitidos por Antena 3 o Tele 5, muestran esta atroz realidad. En uno de ellos, Turismo Sexual: Turistas sin escrúpulos, una enfermera cuenta que ha de prostituirse para poder dar una mejor atención a su hijo asmático, ya que con su salario de 10 dólares apenas puede mantenerse.

Hasta la fecha, ninguna de esas reformas ha aliviado el colapso económico cubano y que afecta a todos sus ciudadanos con la excepción, claro está, de las élites privilegiadas del Partido Comunista. Cuba vive sumida en un estado de absoluto desabastecimiento de productos básicos, donde conviven las cartillas de racionamiento y el mercado negro de alimentos y otros bienes necesarios. Para el régimen, es sencillo, culpar de todos sus males al embargo estadounidense. Además de crueles, son mentirosos y olvidan la ingente ayuda económica prestada por la Unión Soviética durante la guerra fría y después la humanitaria practicada por la UE, las inversiones de países europeos, además del sostenimiento energético que provee el Gobierno socialista de Venezuela. El caos no es resultado exclusivo del embargo,  sino de las disparatadas políticas económicas seguidas, así como del hundimiento del bloque soviético acontecido en los años 90.

La dictadura cubana, hoy como entonces, esgrime su mantra favorito, el de la sanidad y la educación universal. Es cierto, hay sanidad (mejor si puedes pagarla). Los mejores centros como, por ejemplo, el Médico-Quirúrgico Cimeq, cuentan con alas reservadas para extranjeros y altos miembros del partido. Sí, hay edificios con la palabra hospital en la entrada pero están desabastecidos (casi) por completo, al igual que la mayoría de las farmacias. Además, se ha recortado el número de médicos disponibles, ya que el régimen los exporta a otros países  a cambio de dinero, tal y como recogía un artículo reciente en The Economist.

 

Respecto a la educación, en Cuba existe un sistema universal de adoctrinamiento. ¿Cómo puede llamarse educación a un sistema con listas negras de libros? En todos los rincones del sistema educativo subyace el culto al líder y a un sistema perverso, que encarcela a sus ciudadanos por el simple hecho de pensar diferente. Esta educación forma profesionales obedientes y genera además un ejército de delatores (los comités de barrio). En este sentido, por ejemplo, una disposición de agosto del 2014 combina a profesionales con delatores y obliga a los abogados a notificar de inmediato actividades sospechosas, quebrando algo tan básico como la separación de poderes.

Cabe hablar por tanto de una sanidad que se presta de forma deficiente y de una educación corrompida a mayor gloria de su revolución. Y cabe recordar que ambos servicios sociales se prestan mejor en muchos otros países al amparo de un sistema democrático.

A día de hoy nada ha cambiado en Cuba, no hay nada que celebrar, ni siquiera el cumpleaños del amado líder. Nadie puede expresarse con libertad. Miles fueron ejecutados y encarcelados por tratar de hacerlo. Nadie debería dejar de leer Contra toda esperanza de Armando Valladares o de ver el documental Nadie escuchaba de Néstor Almendros. Actualmente hay presos políticos en sus cárceles inhumanas. Las admirables Damas de Blanco sufren a diario el odio y la violencia del régimen y sus sicarios. Al otro lado del silencio, en Cuba, hay un insulto a la dignidad del ser humano, la dictadura comunista de Fidel y Raúl Castro. 

Profesor de Relaciones Internacionales. Universidad Complutense de Madrid.