Al contrataque

Crónicas marcianas

ANA PASTOR

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Establecerse en otro lugar.  Iniciar una segunda vida. Pisar otros caminos y hasta respirar otra atmósfera. Suena sugerente a primera vista. Una buena huida o un cambio a tiempo. Algo parecido es lo que ofrece una empresa holandesa que ha anunciado que, en los próximos diez años, va a crear y establecer una colonia en Marte. Resulta todo bastante extraño, porque hasta ahora no sabíamos que esto fuera posible, pero la compañía asegura que no va de farol y ya ha hecho la primera selección de candidatos para el largo viaje a ese planeta. De las 200.000 personas que se han presentado en todo el mundo, quedan unas 1.000 en esta primera fase. Al final, solamente 25 podrán acabar subiendo a la nave.

Entre ellas hay un español, un geólogo llamado Juanjo Díaz-Guerra, que afirma sin pudor que quienes se desplacen a Marte serán «las ratas de laboratorio». «Vamos a hacer el trabajo sucio de lo que va a venir», añade a la agencia Europa Press. Asegura que se lo toma como una oferta de trabajo, que debe ser lo mismo que han pensado los otros 3.000 españoles que han intentado pasar las pruebas viendo cómo están las cosas en la Tierra. «Si te ofrecen ahora un trabajo y te dicen que es en Australia, te mentalizas para ello. Igual me he mentalizado yo, pero no me voy a otro país sino a otro planeta». Mars One afirma que todos los que tomen la decisión serán sometidos a un duro entrenamiento, ya que el viaje dura nada menos que diez meses. Además, tendrán que estar preparados para ir pero no para volver, porque serán los primeros habitantes de la primera colonia humana en Marte.

Financiado con un 'reality'

Leyendo las informaciones sobre el coste del proyecto, 6.000 millones de dólares, me preguntaba cómo se iba a sufragar incluso antes de saber si es viable, si va a conseguir su objetivo. Y la respuesta es de lo más marciana: pagarán el coste haciendo un reality show. Es decir, con derechos de emisión en televisión en directo. Dicen quienes saben de esto que las posibilidades de que el proyecto prospere son escasas. Ahora mismo, una de cada tres naves enviadas a Marte no llega. Veremos qué ocurre en el año 2023, fecha prevista por la empresa. No sabemos cómo será la vida en Marte, ni siquiera si es posible llegar, pero mucho me temo que algunos de sus habitantes, si existieran, lejos de alegrarse de nuestra presencia allí bien podrían plantearse algo parecido a lo que señalaba Ray Bradbury en su deliciosa obra Crónicas marcianas: «Vendrán a arrojar aquí sus cochinas bombas atómicas, en busca de bases para nuevas guerras. ¿No les basta con haber arruinado un planeta y tienen que arruinar otro más?».