VIAJE A LA ANTÁRTIDA (11)

Crónica del viento

"En el paso de Drake chocan Atlántico y Pacífico con una diferencia de un metro de altura entre ambos"

La previsión metereológica nos muestra una mancha roja muy fea.

La previsión metereológica nos muestra una mancha roja muy fea. / periodico

ALBERT SOLÉ

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En elverano austral el problema no son las bajas temperaturas sino elviento, me contóJosefina Castellví antes de salir de Barcelona. Tardé unos días en comprobar las consecuencias de estaclimatología extrema que, según parece, aún va a dejarnos un último regalo. El otro gran problema son los cambios bruscos del tiempo. Te levantas con un día radiante y en un par de horas estás enmedio de una ventisca de mil demonios.

He visto labahía Decepción convertida en una caldera a presión, con vientos de 80 nudos y a las pocas horas en un plácido lago de aguas tranquilas. Las tormentas aquí pueden tener un radio de acción muy pequeño e intenso. Digo todo esto porque llevamos ya una jornada navegando por el paso de Drake, que separa laAntártida con laTierra de Fuego.

Lo primero que se cuentan quienes han viajado por mar a la Antártida es qué Drake les ha tocado en suerte. Unos cuentan historias de terror en que se han pasado tres días jurando en arameo que no volvían a pisar un barco en su vida. El problema es que en el paso chocanPacífico y Atlántico con una diferencia de un metro de altura entre ambos, lo cual garantiza incluso en el mejor de los casos un considerable meneo.

Niebla inquietante

Llevamos de momento más de 15 horas de Drake, con el mar como un plato y cubierto de una niebla inquietante. Tengo la sensación de que en cualquier momento puede aparecer de la nada un barco fanstasma o el Holandés errante con una oronda soprano wagneriana soltando arias en cubierta.

El paso, hoy, parece un balneario para jubilados. Demasiado bonito para ser cierto, pero advierto en la previsión climatológica del 'Hespérides' una inquietante masa de color rojo llena de isóbaras y flechas hacia la que nos dirigimos de cabeza. Según las previsiones llegaremos mañana viernes por la tarde al ojo de la tormenta. Lo de ahora es "la calma que precede a la tempestad" me dice uno de los pilotos. La tranquilidad nunca dura mucho tiempo por aquí y además seguimos encontrándonos icebergs dispersos por el camino. Espero que el 'Carpantia' esté por aquí cerca y con la radio encendida, si no es mucho pedir.

Para mañana, Biodramina en vena, bolsa antimareo y la moral bien alta, que los valientes mueren de pie y los cobardes de rodillas y echando las potas.

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