El coto de Doñángela

Merkel explicará a Sánchez sus políticas, que, viendo el acuerdo firmado con España, pretenden convertirnos en un depósito humano

Pedro Sánchez y Angela Merkel tras su encuentro en Berlín, el pasado 26 de junio.

Pedro Sánchez y Angela Merkel tras su encuentro en Berlín, el pasado 26 de junio.

Javier Aroca

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Por aquí decimos el Coto de Doñana, a secas. Un cazadero real adonde venían los nobles a cazar y jinetear con sus doñas, ninguna tan merecida como Ana. La ocasión se hizo costumbre y así, los presidentes de Gobierno vienen ritualmente donde antes los nobles e invitan a personalidades,  supongo que para impresionar. Este fin de semana nos complace  con su visita Angela Merkel.

De la agenda, es también costumbre  pactar lo que hay que decir pero no decir lo que se habla. Quiero pensar que no hablarán del máster de Pablo Casado, ni de la exhumación de Franco, que rindió pleitesía a Hitler en Hendaya, ni de las medallas de 'Billy el Niño', ni siquiera de los Presupuestos ni del techo de gastos; todo apasionante. Merkel se siente segura en el Coto. La escucharán sobre inmigración. Apenas de Catalunya.

Merkel quizá llegue en helicóptero. Ella se lo pierde, cruzar la barca en Sanlúcar es un gozo; sí, de mal recuerdo para José Luis Rodríguez Zapatero; en un abucheo sanluqueño, con causa en Berlín, empezó parte de su mala racha. Lo sabe Pedro Sánchez. Le vendría bien una vuelta por Bajo Guía y el Barrio Alto, así sabría lo que es un vaso; pondría a prueba su austero calvinismo pero sería, desde entonces, otra persona. Y visitar el Archivo de la Casa de Medina Sidonia. Hace mucho , en ese archivo me devanaba descifrando un mapa. Doña Isabel, la Duquesa  Roja, se me acercó y advirtió que no siempre el norte ha sido el norte cartográfico. Descolgó el mapa, le dio la vuelta y todo se aclaró.

Doña Ángela no va ni a imaginarse lo que pasa en Andalucía, en el límite sur de su Europa. Está cerca de Barbate, Algeciras, Tarifa, La Línea y un poco más lejos de Motril, pero en el paraíso. Alguien debería contarle que por ese río que verá entraron en Andalucía  romanos, árabes, vikingos, japoneses, y hasta barcos alemanes de guerra. Por él salieron millones de emigrantes de todas las españas a la América, hoy mestiza. Y seguimos.

Su anfitrión también tiene su sur político, Susana Díaz, pero no tiene nada que ver con el suyo, el bávaro, el de Horst Seehofer, que condiciona tanto su coalición de Gobierno como para que  ella condicione toda la política europea en inmigración. Así llega a sus dominios del sur.

Un vistazo a Europa al revés

Doña Ángela debería reflexionar en lo del norte de los mapas, imaginar si Marruecos y su trastienda del Sahel estuvieran frente a sus riberas bálticas. Darle un vistazo a Europa al revés, pero su sur es Baviera y su pesadilla. Del Holstein-Schleswig judicial no se hablará. Ella y su anfitrión saben que con las cosas de la separación de poderes en las democracias avanzadas no se juega. Que se lo digan a Doña, con su Corte constitucional,  y a los europeos, perfilados por sus sentencias.

Doña Ángela explicará a Sánchez sus políticas, que, viendo el acuerdo firmado con España sobre devoluciones, pretenden convertirnos en un depósito humano, da igual que seamos la frontera exterior por el capricho de los mapas.

Y no me creo más, espero que disfruten de un cocido de calabaza y habichuelas en Las Marismillas, tan espectacular como sedante, doy fe. Espero que Sánchez lo pruebe e, inspirado, nos  convenza de algo; espero que no sea todo un posado veraniego y que , desde ahora, no le llamemos al Coto el de Doñángela.