Cosas que hacer en esta crisis

Seguramente lo de las pensiones deba ser así. Aunque no deja de resultar inquietante la fe que guía la reforma del sistema, basándose en previsiones a 30 años de organismos que revisan al mes siguiente sus infalibles predicciones del anterior. Seguramente las cajas deban convertirse en bancos porque no son juguetes, aunque algunos pensasen que sí y que podían llevárselas si no se acepta pulpo como animal de compañía. Seguramente debamos recortar el gasto social, entre otras cosas porque aún no hemos aprendido a llamarlo inversión.

Lo que sí parece seguro es que no se trata de lo único que se puede hacer. Un tribunal navarro acaba de denegar y calificar de inmoral la pretensión de un banco de recuperar la vivienda y hacer pagar al desahuciado su pérdida de valor. Existen miles de créditos suscritos de buena fe por ciudadanos a los que su entidad financiera solo les contó media verdad. La justicia y el Gobierno bien podrían aplicarse a la tarea de impartir algo de justicia, que no dispara el déficit ni rompe el equilibrio presupuestario y resulta muy necesaria para el alma.

En Venezuela,Chávezpuso al teléfono en directo en televisión al director de un banco para que le explicara una supuesta estafa inmobiliaria. LíbremeAdam Smithde proponer semejante modelo de gestión pública. Pero lo cierto es que la filial del BBVA encontró en horas una solución a algo que no la tenía. Con más razón podrá obrar lo imposible un poder ejercido democráticamente.

Terminada la segunda guerra mundial, las grandes corporaciones se negaron a financiar con sus beneficios los programas de ayuda a excombatientes y familias de caídos. Eso era socialismo, y el presidenteRoosevelt, un comunista peligroso. La respuesta de la Casa Blanca fue mandar a los marines a unos cuantos despachos de ejecutivos para obligarles cumplir la ley. Y los mercados siguieron funcionando igual, incluso puede que algo mejor.