El convergente estupefacto

El señor Antoni no sabe qué le pasa. El señor Antoni ha votado siempre a Convergència i Unió, pero últimamente se ha instalado en la estupefacción. Tiene 69 años y es muy catalán y muy de aquí. Son muy de aquí tanto él como su señora, a la que la permanente embellece al dejarle la nuca al aire. Recuerdo aquello de Pere Quart: «En política som neutres però no votem en blanc, ella vota en Tarragona i jo voto en Samaranch». Pues así pensaban sus padres y así de responsables y cabales son Antoni y Clara, su esposa.

Al señor Antoni le inunda en ocasiones una melancolía oceánica por el tiempo que jamás volverá, lo cual le parece perfectamente normal. Pero además, últimamente se siente como un giróscopo emocional… Como si fuese «una baldufeta» mareada, vamos. Y todo esto le aturde.

Antoni repasa la prensa. Le gusta Puigverd: «¡Qué lejos estamos de aquellos años en que dos partidos gemelos, CiU y PSC, habiéndose repartido el país y la plaza de Sant Jaume, andaban todo el día chinchándose como los hermanos Dupont y Dupond de Tintín!». Cuánta melancolía inunda la sala de estar. Antoni es amante de la música de Bach. Clara está en yoga.

El tiempo. Luego vino el procés y todo parecía abarcable y conseguible. Antoni y Clara se hicieron soberanistas. Prudentes, con cautela, pensando en «els nens», pero muy de TV-3. Fueron a las grandes manifestaciones con los Arderiu, que él se ha quedado viudo la semana pasada. Ojea el artículo El fin del espejismo de Enric Hernàndez: «La Generalitat puede inventarse impuestos que nadie pagará cuando queden en suspenso. Puede alumbrar estructuras de Estado que ningún funcionario activará si así pone en riesgo su empleo…».

Esto se estanca

Los de EL PERIÓDICO, mira... Lo fotut para Antoni es lo que dicen los indepes mediáticos. Antoni ve que el e-Notícies ofrece un resumen. Francesc-Marc Álvaro: «Junts pel Sí es una carcasa que no tiene quien la quiera». Vicent Partal: «El 27-S el independentismo ganó las elecciones, pero todo hace pensar que aquel día, paradójicamente, también perdió». Xevi Xirgo: «No habrá un antes y un después si no hay presupuestos. Creo que el antes y el después ya han sido».

Antoni ve que todo esto se estanca. Suena el Número dos en fa mayor y la CUP en Gràcia y en desgracia y la segunda residencia igual es ocupable, y a Convergència le cambiarán el nombre, y a Oriol Pujol le meterán un puro, y ahora harán un partido nuevo los de Unió y un sector de convergentes. Suena el Concierto número 5 y la CUP dice que no habrá Reina del Cava porque es machista, y Convergència, o como se llame el partido, irá solita a las elecciones de aquí. Y encima ha pillado a su mujer viendo La Sexta. «¡Collons!».