Funambulistas al poder

¿Hubo el 9-N desobediencia de Mas? ¿Tolerancia de Rajoy? Es de temer que la primera pregunta sea objeto de juicio para esquivar la segunda

El 'expresident' Artur Mas, la exvicepresidenta Joana Ortega y la 'exconsellera' de Ensenyament Irene Rigau, tras su declaración por el 9-N.

El 'expresident' Artur Mas, la exvicepresidenta Joana Ortega y la 'exconsellera' de Ensenyament Irene Rigau, tras su declaración por el 9-N. / periodico

XAVIER BRU DE SALA

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Cuando se acercaba el 9-N, Mas temía a Rajoy y Rajoy temía a Europa. Por eso no hubo choque ni de trenes en miniatura. En vez de chocar, los dos realizaron, sobre cables paralelos, unos meritorios ejercicios de funambulismo. Rajoy, para prohibir el 9-N pero sin hacer efectiva la prohibición. Mas, para llevarlo a término esquivando la prohibición, no saltándosela y menos aún desafiándola.

Todo lo que se supo en su momento ya apuntaba a este doble paseo estilístico por la maroma. Lo explicita la línea de la defensa en el juicio de esta semana, centrada en la ausencia de voluntad de incumplir las resoluciones del Tribunal Constitucional. Las declaraciones de varios funcionarios de Ensenyament con bajos niveles de responsabilidad así lo corroboran. Se trazaba de asegurar la apertura de los centros públicos pero sin dejar el más mínimo rastro de orden de la superioridad. Menos la directriz genérica de sacar adelante la votación, todo era opcional. Todo se hacía, no por propia iniciativa, porque la convocatoria venía de arriba, sino de manera voluntaria. Presiones, las que cada cual quiera suponer, pero que una directora no quisiera abrir y el centro quedara cerrado debería ser prueba suficiente tanto de esta voluntariedad de no incumplir como de las extremadas cautelas de los responsable políticos.

¿Hubo desobediencia de Mas? ¿Tolerancia de Rajoy? Es de temer que la primera pregunta sea objeto de juicio con el fin de esquivar la segunda. Es de temer que si el 9-N hubiera resultado un éxito menos contundente, ahora no habría juicio. Quizá tampoco lo habría sin el supuesto incumplimiento por parte de Mas del supuesto pacto secreto de no magnificar la consulta. ¡Ay, si Mas no se hubiera puesto la medalla del mérito del 9-N aquella misma noche! Quizá todo habría quedado en chocolatada multitudinaria, y ahora la condición de protomártir del proceso no serviría para desenterrarlo como posible candidato.

MAESTRÍA Y SEGURIDAD

No sabemos nada del futuro, y menos cuando las fuerzas están equilibradas o lo parecen. De momento, en vez de víctimas de un choque de trenes, los ciudadanos nos convertimos en espectadores del doble ejercicio de funambulismo. Si Rajoy y el marianismo no actuaran con cautela, Mas no correría el riesgo de inhabilitación, sino el de prisión. Los dos cables están extendidos desde el comienzo, y los artistas desfilan con maestría y seguridad. ¿Desobediencia, tolerancia? Si Rajoy lo hubiera decidido, no habría habido 9-N. Si Mas hubiera pensado que se la jugaba de veras, tampoco. Habría convocado elecciones immediatas y tal vez aún sería presidente.

Eso es tan indemostrable que incluso el gran Schrödinger se habría quedado boquiabierto. Su famosa caja opaca contiene un gato que no sabremos si está vivo o muerto hasta que la abramos. Lo del 9-N es más difícil todavía. No conoceremos la clave, si se llegó a celebrar por desobediencia de uno o por tolerancia del otro, ni el día del juicio. Y no me refiero a la sentencia del TSJC sino al Juicio Final, con mayúsculas. ¿Alguien es capaz de sostener que faltaba 'finezza'?