Al contrataque

Confusión o confusión

Para acercar posturas, ceder es imprescindible. Sin la predisposición a ceder, el diálogo es postureo. Y, hasta ahora, me parece que abunda la impostura

Puigdemont saluda a Rajoy durante la inauguración de la exposición sobre Joan Miró en Oporto (Portugal), el pasado 30 de septiembre.

Puigdemont saluda a Rajoy durante la inauguración de la exposición sobre Joan Miró en Oporto (Portugal), el pasado 30 de septiembre. / JORDI BEDMAR

JORDI ÉVOLE

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Con diálogo puede que no se llegue a ningún acuerdo pero sin diálogo, fijo que el acuerdo es imposible. Para acercar posturas, ceder es imprescindible. Sin la predisposición a ceder, el diálogo es postureo. Y, hasta ahora, me parece que abunda la impostura. Lo digo porque ambas partes se han mostrado dispuestas a dialogar, pero con estas premisas: mientras Rajoy ha indicado que se puede hablar de todo menos del referéndumPuigdemont ha dicho que «referéndum o referéndum».

Ante este panorama tan flexible, dialogar es hablar por hablar. Todos, independentistas y PP, han cometido errores. El Gobierno se ha pasado una legislatura pasando de dialogar y, por otra parte, los independentistas se han obsesionado con querer dialogar sobre un referéndum que ya perdieron el año pasado en las elecciones catalanas del 27-S, calificadas de plebiscitarias. Es obvio, e incluso la CUP lo reconoció, que el independentismo ganó las elecciones (sacó más escaños que los partidos no independentistas) pero perdió el plebiscito (sumó menos votos que sus rivales). Pues si has perdido las plebiscitarias o referéndum enmascarado, considero un error empeñarse en hacer otra consulta rápidamente. No veo razonable hacer consultas cada dos por tres hasta que su resultado te guste. Y eso que yo soy partidario del referéndum, pero si ya se ha hecho uno, diría que es más democrático aceptar la derrota y dejar que, al menos, finalice una legislatura hasta la repetición de la jugada.

Pero si el independentismo tiene tanta prisa por hacer un referéndum y el PP sigue emperrado en impedirlo, pues que Puigdemont convoque ya otras elecciones plebiscitarias, que esas aún no están prohibidas. Y que en los programas electorales, los partidos independentistas expliquen qué significa para ellos ganar (ejemplo: si los votos de los ciudadanos valen menos que los escaños de los políticos). Y, sin ambigüedades, que precisen qué piensan hacer si triunfan, incluyendo lo que piensan hacer unilateralmente. Y, hala, a las urnas, a ver quién gana.

Según una reciente encuesta del Centre d'Estudis d'Opinió de la Generalitat, los no independentistas superan ahora a los independentistas. A lo mejor es por eso que no convocan unos comicios plebiscitarios. Para no arriesgarse a que se aclaren las cosas, por si acaso se aclaran en su contra, y seguir sacando tajada de la ambigüedad.

SALIR ILESOS

¿Junts pel Sí se ha convertido en Juntos por el Sí a la Confusión? ¿En esta nueva coalición también está el PP? ¿La estrategia de Juntos por el Sí a la Confusión es fingir que dialogan sobre Catalunya mientras dialogan sobre cómo salir ilesos del lío (con o sin referéndum, con o sin independencia) para que PP y Junts pel Sí puedan seguir ganando elecciones como si aquí no hubiera pasado nada? No lo sé, aunque son capaces de todo.