EL RETO DE LA DIADA

Conciertos y desconciertos

Los dirigentes políticos tienen que trascender el beneficio electoral inmediato y pensar a largo plazo

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JOAQUIM GAY DE MONTELLÀ

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El Parlament aprobó el pasado 25 de julio la resolución que plantea un nuevo modelo de financiación para Catalunya, llamado pacto fiscal. En representación de Foment del Treball asistí como invitado al pleno tras haber mostrado, en repetidas ocasiones, nuestro apoyo a un nuevo sistema de financiación para la Generalitat. En aquel pleno de julio pude constatar, al menos, dos cosas importantes y que la votación de los puntos de la propuesta evidenció: que una mayoría social representada por los grupos parlamentarios defiende negociar con el Gobierno del Estado un nuevo modelo de financiación para Catalunya; y que Catalunya es un país diverso con posicionamientos matizados e incluso contrapuestos y, por tanto, un país rico socialmente, con una elevada práctica democrática y que ha consolidado una valiosa cohesión social a lo largo de las últimas décadas.

El contexto económico y político de los últimos años parece usurpar los matices a la dinámica lógica de las sociedades democráticas como la nuestra, que se sustenta en el debate público y en la búsqueda y consecución de grandes consensos, de conciertos sociales amparados por el derecho. Hoy, la semántica de la crisis es tan omnipresente como maniquea, y nubla las muchas fortalezas que tienen nuestros espacios públicos y privados de relación. No en vano hemos recorrido un largo camino de progreso y bienestar en las últimas décadas gracias al impulso de la iniciativa privada, con empresarios y equipos humanos llenos de talento y honestidad, y gracias también a unos poderes públicos muy a menudo sensatos y acertados. Un buen equilibrio que, a pesar de muchos errores evidentes, nos ha llevado a ganar un terreno que ahora no nos podemos permitir perder.

España y Catalunya no son sociedades que estén 500 puntos por debajo de cualquier otra sociedad europea ni pueden ser etiquetadas como «basura», según el tan corrosivo léxico de las agencias de calificación, que hoy parece el vocabulario dominante en la opinión pública. Es cierto que tenemos problemas muy importantes, como la insostenible e injusta cantidad de personas sin trabajo y también la inasumible cantidad de empresas abocadas a la desaparición. Es cierto que todavía no encontramos el camino de la recuperación de la productividad y la competitividad, factores clave para la continuidad de nuestro modelo de sociedad del bienestar, que ineludiblemente debe garantizar la formación, la sanidad y el sistema de pensiones.

El Govern tiene ahora el mandato parlamentario de alcanzar con el Gobierno del Estado un pacto -un concierto- sobre el modelo de financiación, en un momento en que la dinámica económica y política en Catalunya, España y Europa genera mucho desconcierto. Y, en este sentido, hemos de ser honestos y reconocer que es humano sentirse desconcertado y es, por tanto, difícil aportar una respuesta unívoca a unas situaciones que, en muchos casos, superan nuestras capacidades de actuación porque se enmarcan en dinámicas continentales o mundiales. Y también es razonable sentirse desconcertado por dinámicas internas de las propias sociedades que ahora parecen dar tumbos o acelerarse en un sentido o en otro. En este punto es muy necesario eso tan indispensable y tan difícil que es saber pensar a largo plazo. Debemos intentar hacerlo todos. Y, evidentemente, los agentes sociales, las organizaciones empresariales y los sindicatos. Por ello pedimos a los representantes políticos que trasciendan el beneficio electoral inmediato y sean capaces de actuar a favor del futuro. Y en una sociedad democrática como la nuestra, el futuro debe pasar necesariamente por la consecución de conciertos que alimenten la cohesión social.

Foment del Treball es representante de todas las empresas

-desde la más pequeña a la más grande-, y todas ellas son una parte fundamental de la realidad compleja y heterogénea del país. Por tanto, es heterogénea la realidad de las empresas y los empresarios que se agrupan en Foment, que es exactamente lo que esas empresas y esos empresarios que lo integran quieren que sea; hace lo que quieren que haga. Y será y hará lo que las empresas y los empresarios de Catalunya quieran en el futuro, porque es una organización representativa y democrática.

Catalunya es lo que los ciudadanos queremos que sea, por expresión democrática. Y Catalunya es

-y es bueno que así sea- un país socialmente diverso con posicionamientos matizados e incluso contrapuestos que, al amparo del derecho y de las instituciones democráticas de las que nos hemos dotado, ha alcanzado, alcanza y deberá alcanzar en el futuro conciertos -pactos, acuerdos- que lo fortalezcan y doten a la ciudadanía del mejor de los futuros que sea posible construir. Es humano y razonable el desconcierto que personas o grupos sociales puedan sentir, y la mejor manera de sobreponerse es construir el futuro con unidad, con el mayor número de conciertos posibles para nosotros y, sobre todo, para las futuras generaciones, que seguirán eligiendo lo que quieran que Catalunya sea.

Presidente de Foment del Treball.