Cómo ser Ernesto Valverde

Valverde, en un entrenamiento del Barça en la ciudad deportiva de Sant Joan Despí.

Valverde, en un entrenamiento del Barça en la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. / periodico

SÒNIA GELMÀ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Imaginen por un momento que un túnel les lleva por arte de magia a la mente de Valverde, como aquel que te transportaba a ser John Malkovich en la inquietante película de Spike Jonze ('Being John Malkovic', 1999). Observar este verano a través de los ojos del nuevo técnico del Barça es revelador. 

En su presentación, puso el acento en los centrocampistas como parte esencial del juego azulgrana. Alguien debió entender que hablaba de cantidad y no de calidad, puesto que siguen los mismos con el añadido de Paulinho. Seguro que le va a ser útil, otra cosa es que se parezca en algo a Verratti.

Otra vez con los ojos de Valverde, sitúense en el foro de entrenadores de la semana pasada y encajen cómo Emery, el técnico del PSG, les dice sobre Verratti que «no fueron a por él». ¿Estupefacción? Súmenle que pide a Íñigo Martínez y se lo tumban por ciertos imponderables. Y que a punto estuvieron de ficharle a Seri, un jugador que no quería para nada. Y luego ya, el esperpento del viernes pasado. 

Peor equipo que antes

Empezó la pretemporada a la espera de refuerzos y la conclusión, con la plantilla definida, es que tiene peor equipo que hace unas semanas. A estas alturas ya podemos afirmar que es un hombre de club, en tanto en cuanto no ha cogido el primer vuelo hacia Bilbao

Por suerte le queda Messi. Pero le dicen que la renovación del jugador argentino está «validada» los mismos que no tuvieron mecanismos para adelantarse a la salida de Neymar, simplemente porque no lo supieron. Porque la distancia entre Sant Joan Despí y Arístides Maillol es muy superior a los kilómetros que marca el mapa.

Cuando Valverde aceptó el cargo debió pensar que no podía dejar escapar otra vez el tren, creía que se subía a un AVE y no a un cercanías. El diagnóstico del verano no lo hubiera cambiado un Coutinho, ni un Di María. Pero ese último día de mercado acabó por desnudar una planificación caótica. Cuesta pensar que todo fuera fruto de la incompetencia. Hasta el delantero más negado marca alguna, ni que sea por error.