Pequeño observatorio

Cómo se llama mi mejor amigo

Soy poco nostálgico. No estoy de acuerdo con lo de «cualquier tiempo pasado fue mejor», de Jorge Manrique

La manzana 8La isla de la discordia, en pleno paseo de Gràcia de Barcelona.

La manzana 8La isla de la discordia, en pleno paseo de Gràcia de Barcelona.

JOSEP MARIA ESPINÀS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Si el lector me permite una pequeña confesión privada, diré que me parece que soy poco nostálgico. Naturalmente, recuerdo algunos momentos de mi vida, pero no tengo, en principio, una tendencia a rememorar el pasado, y esto no es de ahora, cuando la memoria flaquea lamentablemente. Ya en plena madurez aquello que había hecho, aquello que había escrito, no se encadenaba con mi vivir.

Ahora me pasa por la cabeza una manera de explicármelo: mi vida no ha sido una muy estructurada avenida sino una sucesión de pequeñas plazas.

Yo las he ido pasando, una detrás de otra, y ahora me doy cuenta de la importancia que tiene el hecho de pasar, y la idea de paso.

Alguien dijo que estamos de paso en este mundo, pero no hay que acudir a la trascendencia. Cuando acabé la carrera de Derecho fui, durante un par de años, el pasante de un abogado. Cuando hice el servicio militar me di cuenta de que era muy importante saber marcar el paso. Y cuando quiero atravesar la calle tengo que esperar que la luz verde me dé paso...

Y empiezo a pensar en cuántos momentos y en cuántos lugares el paso se hace presente. Cuando nos dicen que hay un estanco a cuatro pasos, cuando cedemos el paso a un inválido... Si hiciéramos la lista de las ocasiones en que usamos «paso» sería una «pasada», como se dice popularmente.

No me pasaré de rosca, y me quedaré con «paseo», porque ¿hay algo más bonito que pasear? Cuando yo era un niño, mis padres me llevaban a hacerlo por el paseo de Gràcia. De vez en cuando mi padre se quitaba el sombrero para saludar a alguien. Eran los tiempos de la preguerra. A veces entrábamos a la Pinacoteca, y veíamos la exposición de cuadros.

¡Cómo ha pasado el tiempo! Jorge Manrique dijo en una de sus coplas: «Cualquier tiempo pasado fue mejor». No estoy de acuerdo. Ni el pasado ni el futuro. Mi mejor amigo se llama Ahora.