Ventana de socorro

'El Comensal' y la memoria

Gabriela Ybarra liga la experiencia personal con la colectiva y resuelve incógnitas de todos

ÁNGELES GONZÁLEZ-SINDE

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El 20 de octubre del 2011 ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada. 829 muertos en 43 años. El aniversario ha pasado desapercibido. Una hubiera dicho que el Gobierno que acabara con la violencia pasaría a la historia y se anotaría el tanto más importante de la democracia. No ha sido así. Nadie reconoce a Zapatero ese mérito. Nadie le reconoce ningún mérito, en realidad. Defenestrarle se ha convertido en un deporte nacional por múltiples razones, no la menor los ataques dentro de su propio partido.

La primera vez que estuve en el País Vasco, con 19 años, mi carnet de conducir recién estrenado y compartiendo pensión y coche prestado con mi amiga Laura en nuestras primeras vacaciones independientes, soñé que mi padre moría. El padre de mi amiga, el gran juez Clemente Auger, era entonces presidente de la Audiencia Nacional. Solo esta semana mientras leía El Comensal El Comensalde Gabriela Ybarra he atado cabos: era 1984 y, aunque nunca habláramos del asunto, la tensión de la amenaza permanente se palpaba en el aire.

Así que aquella primera noche en Donosti, mi subconsciente llevó el terror a mi terreno y no soñé que se jugaba la vida el padre de mi amiga, sino el mío. Tantos años después, alcanzada la convivencia pacífica en el País Vasco, me ha llenado de emoción ese extraordinario relato de Gabriela Ybarra porque liga la experiencia personal con la colectiva y así resuelve incógnitas de la memoria de todos.

Habla de la muerte de su madre de cáncer en el 2011 e indaga en el asesinato de un abuelo al que nunca conoció, pues fue secuestrado y ejecutado en 1977, pero poniendo orden en su memoria, desmenuzando sucesos que los ciudadanos tenemos demasiado incorporados, casi olvidados, no habla solo de sí misma sino que desentierra herramientas para responder a una pregunta dificilísima: ¿qué hacer con el daño sufrido y con el daño causado?

Conmemorar es recordar juntos. Si los gobernantes no quieren, lo haremos nosotros.