El cuerno del cruasán

Comámonos antes los cacahuetes

JORDI PUNTÍ

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Cuando Jaume Roures hizo público que el Bar-

ça-Madrid se jugaría hoy por la noche, no me gustó nada. En esto del fútbol yo soy tradicional y condenar un partido tan trascendente a un día desleído como el lunes me parecía una salida de tono, un menosprecio cósmico contra las leyes que hacen rodar el mundo. Era como si te invitaran a un gran banquete, una cena de Navidad, pero tuvieras que comer con cubiertos de plástico y en mesa de cámping. Tengo que admitir, sin embargo, que a medida que se acercaba el día D me he ido conformando. Ya hemos dejado atrás la sopa de candidatos y promesas electorales. Hoy el día hace bajada y lo enfrentamos sin gaitas mediáticas.

Ahora hay que prepararse para el partido igual que ese personaje de Italo Calvino antes de empezar a leer una novela. Relajémonos. Escojamos la posición más cómoda, ya sea sentados o de pie (ante encuentros como el de hoy, algunos no saben estar quietos). Graduemos bien la luz ambiente para que el césped luzca en la pantalla. Sincronicemos la radio con la tele si los locutores de Madrid nos parecen demasiado blancos. Comámonos todas las patatas chips y cacahuetes durante el calentamiento, que cuando el árbitro silbe el inicio solo masticaríamos de puros nervios. Y vayamos al lavabo por si acaso, que con este Barça de rondos sinfónicos nunca se sabe, y luego siempre marcan gol cuando nos vienen las urgencias.

Todo esto, por supuesto, vale para los privilegiados que verán el partido en el Camp Nou o en su casa. La mayoría de los mortales haremos aquello tan anacrónico de ir al bar de la esquina y seguirlo en pantalla comunitaria. Pese a las incomodidades, reconozco que me gusta. Me recuerda a esa imagen de película en blanco y negro, de cuando los primeros televisores, en que la gente se agolpaba ante el escaparate de una tienda para seguir el partido. Solo que entonces el Barça perdía a menudo y ahora gana casi siempre. Hoy el partido empieza a las 9, pero la experiencia me dice que, si no estamos en el bar a las 8, ya no encontraremos asiento. Tendremos una hora entera para poner verde a Mourinho, qué lujo. Debe recordarse, además, que hoy cortarán la señal a aquellos bares que no pagan la cuota. Se ve venir que habrá estampidas. Mañana, cuando las teles emitan el típico reportaje sobre las calles vacías en la ciudad durante el partido, veremos las sombras huidizas de los tardones, corriendo desesperados como quien juega al juego de la silla.