El gran Josep Maria Beà

Josep Maria Bea.

Josep Maria Bea. / periodico

RAMÓN DE ESPAÑA

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A sus 74 años, el dibujante barcelonés Josep Maria Beà vive un (modesto) auge editorial gracias a Trilita Ediciones, cuyo máximo responsable, Albert Mestres -que también lo es de la librería de comics Continuarà…- le publica los álbumes a pares. Hace poco más de un mes, apareció la edición definitiva de 'Historias de Taberna Galáctica', considerada por muchos la obra magna del señor Beà y que vio la luz por primera vez en 1979, y ahora sale a la venta 'Josep Maria Beà, el hombre de los mil estilos', una amplia selección de los tebeos dibujados con seudónimo por nuestro hombre, destacando entre ellos el de Sánchez Zamora (según Beà, tuvo que potenciar su diversificación estilística a la fuerza, cuando editaba una revista, alguien no entregaba a tiempo y él tenía que sustituirlo sin parecer que se dibujaba la publicación entera). Ambos libros están coordinados por Luis Vigil y el resultado es soberbio; realmente, es imposible pensar en una edición más definitiva de 'Historias de taberna galáctica' que esta, ni en otra más acertada de la obra de los distintos alter egos de nuestro hombre.

Puestos a pedir, yo solicitaría a Trilita la publicación de un DVD en el que el amigo Beà, que es, además de un gran dibujante, un excelso narrador oral, explicara las batallitas de su oficio, que tanto nos han hecho reír en privado a sus amigos y conocidos. Son especialmente hilarantes las de cuando trabajaba en las Selecciones Ilustradas del difunto Josep Toutain -donde entró a la tierna edad de 15 años para fabricar historietas a destajo para el extranjero-, que siempre me parecieron parte de un universo delirante a medio camino entre el cole, la mili y la oficina siniestra. De ellas tomó buena nota su colega Carlos Giménez para su saga 'Los profesionales', ambientada en los viejos tiempos de Selecciones Ilustradas, porque Beà tiene para estas cosas una memoria de elefante de la que, por cierto, nunca ha sacado un céntimo.

Resulta curioso que un tipo tan tronchante como Beà se haya asomado tan poco al humor gráfico, pero no hay que tenérselo en cuenta porque ha brillado notablemente en la fantasía, la ciencia-ficción y lo gótico, que en sus manos siempre han gozado de un humor oblicuo y nunca explícito, pero que componía una especie de subtexto. Bienvenidos sean estos álbumes que se publican a pares, y a ver qué encuentra Mestres de Beà para el mes que viene.

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