La rueda

El color de la pobreza

Se sigue pensando que las personas llegadas de fuera no son más que mano de obra

NAJAT EL HACHMI

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Decía hace unos días un informe de Unicef que la pobreza infantil entre las familias inmigrantes es el doble que en las «autóctonas». Un hecho visible hace años para los que conocemos esta realidad. Las crisis siempre afectan más a aquellos que ya vivían en condiciones precarias en tiempos de vacas gordas, pero hay elementos específicos de la población extranjera.

Los últimos en llegar son considerados los primeros candidatos a marchar. Se insta a los extranjeros a irse, de una manera sutil o explícita. Se sigue pensando que las personas que han llegado son simple mano de obra y el que muchos de ellos dedicaran los mejores años de sus vidas a levantar con su propia fuerza pisos, casas y urbanizaciones enteras no sirve para justificar su presencia. Que sus hijos hayan arraigado aquí y hayan aprendido la lengua, las costumbres, los valores tampoco parece suficiente motivo para no pedirles que se vayan. Por eso no es de extrañar la reemigración. Pero esta solo es posible para los que llevan suficiente tiempo como para haber obtenido la nacionalidad española.

La Europa sin fronteras no existe para los extracomunitarios, a quienes un permiso de trabajo español solo les sirve para trabajar en España. También hay que tener en cuenta que entre los inmigrantes son pocos lo que podrían vivir de la pensión de los abuelos, al contrario, muchos tienen la familia de origen todavía esperando sus remesas. La discriminación a la hora de encontrar trabajo es el pan de cada día y las exiguas ayudas sociales apenas si sirven para cubrir algunas de las necesidades básicas. Vivir en barrios degradados a los que ya no se destinan recursos para su mejora es otro factor añadido.

No pretendo aquí hacer una competición de miserias, la pobreza no tiene color, no debería tener, menos aún si la sufren unos niños que no van a vivir otra infancia que esta.