NÓMADAS Y VIAJANTES

Colonia como síntoma

RAMÓN LOBO

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Hay dos informaciones que deberíamos leer juntas para evitar los juicios de valor sin matices: las imágenes del hambre en Madaya, cerca de Damasco, sitiada por las tropas de Bashar el Asad, y lo ocurrido en Colonia en Nochevieja, donde, según el relato policial, cerca de 1.000 varones de entre 18 y 35 años, de apariencia “norteafricana o árabe”, robaron, hostigaron y asaltaron sexualmente a decenas de mujeres cerca de la estación de ferrocarril.

La policía ha informado de que entre los 32 investigados hay 22 refugiados o demandantes de asilo, un dato que conmociona a Alemania y representa un serio revés para la política de Angela Merkel. Se han presentado denuncias por hechos similares en Hamburgo, Berlín, Fráncfort y Stuttgart, entre otras ciudades. Los relatos de las mujeres afectadas indican que varios de los atacantes estaban ebrios. El alcohol está reñido con las prácticas del buen musulmán y la especulación aventurada con el buen periodismo. Hay que esperar a los hechos demostrables para medir su dimensión y contexto.

Alemania calienta motores electorales que empujan a los políticos a pensar más en los votos que en los valores. El 13 de marzo habrá comicios en Baden-Württemberg, Renania-Palatinado y Sajonia-Anhalt. Sobre todo Sajonia servirá para evaluar la popularidad de la canciller. Falta demasiado para los comicios federales, previstos entre agosto y octubre de 2017, pero la Merkel exuberante que ganó el pulso al griego Alexis Tsipras tiene desde el verano una fuerte contestación interna.

El punto de fricción entre de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) y la Unión Social Cristiana (CSU) -la hermana bávara- son los refugiados. Los segundos acusan a Merkel de provocar con su tolerancia un aluvión humano procedente de Siria y aprovechan lo ocurrido en Colonia para exigir cuotas reducidas y mayor contundencia.

LOS INMIGRANTES

El año pasado entraron Alemania 1,1 millones de personas; en 2016 se esperan 800.000. El objetivo de Merkel es conseguir la integración de los refugiados. Alemania -y gran parte de Europa- necesita mano de obra extranjera debido al bajo número de nacimientos (menos de 2,1 por mujer, que se considera la tasa que garantiza una población estable). Desde el punto de vista económico, los migrantes son la solución, no el problema.

Ese era el discurso de Merkel antes de los ataques de París en los que perdieron la vida 130 personas y siete yihadistas. Desde noviembre, empujada por la CSU, ha aprobado controles fronterizos. Además de la CSU, desempeñan un papel determinante en este de clima los dos partidos de extrema derecha, Pergida y Alternativa para Alemania, que esperan crecer en las urnas.

Lo ocurrido en Nochevieja en Alemania da alas a los sectores más reaccionarios y racistas. La ineptitud de la policía de Colonia, que se vio sobrepasada, y de la televisión que no informó  hasta el día 4 han generado un escándalo nacional. Merkel, que trata de controlar daños, promete agilizar las expulsiones de los que delincan con los delincuentes; también sostiene que en Colonia existió planificación.

Los delitos los comenten personas concretas, no las razas y las apariencias, las religiones o las nacionalidades. Los xenófobos alemanes y europeos están unidos al Daesh (Estado Islámico) en el odio al refugiado. Los primeros porque su ideología ultranacionalista se basa en el rechazo al otro, al diferente, al extranjero, sea migrante o víctima; los segundos porque consideran una falta religiosa grave huir del califato para asentarse en tierra infiel.

Tampoco sería prudente un buenismo a prueba de malas noticias. No todas las personas que escapan de una guerra tienen derecho al asilo ni todas son víctimas. Pueden mezclarse entre ellas indeseables. Existen procedimientos para identificar a los aspirantes y determinar quién reúne los requisitos exigidos por la ley. Los criminales de guerra no tienen derecho al estatus de refugiado, pero no todos los que disparan en un conflicto son criminales. Solo aquellos que asesinan civiles, saquean y violan.

FALTAN MEDIOS

La inmensa mayoría de los civiles sirios huyen de un infierno cotidiano como el de Madaya. Es urgente separar víctimas y verdugos, ser generoso con los primeros e inflexibles con los segundos. Desde octubre se toman las huellas dactilares a los aspirantes, pero faltan medios a raudales. Más allá de ofrecer dinero a Turquía para que retenga a los refugiados en sus campamentos, se ha hecho poco por remediar el origen de la crisis: hay más países bombardeando que pensando en soluciones de paz.

Cuando aún existen más preguntas que respuestas deberíamos recordar, antes de lanzarnos a los titulares escandalosos y las medias verdades, una lección periodística de Gabriel García Márquez: “Primicia es el primero que lo cuenta bien”.