Coca Cola o Pepsi Cola

RAMÓN LOBO

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Debería aplicarse a Alemania la máxima de Charles De Gaulle sobre las elecciones en Estados Unidos. En las alemanas también deberíamos votar todos, sobre todo los más afectados: Grecia, Portugal y España. No existe una diferencia abismal entre la democristiana Angela Merkel y el socialdemócrata Peer Steinbrück. No se debate entre dos modelos opuestos de salida de la crisis: recortes frente a estímulos para el crecimiento (y una cierta protección del Estado del bienestar) porque ambos están en el primero de manera distinta. La diferencia real entre los dos grandes partidos alemanes es una cuestión de detalles, de paladar: Coca Cola o Pepsi Cola.

El sindicato IG Metal ha divulgado durante la campaña electoral un divertido vídeo lleno de inteligencia. En él, invita a votar porque, según ellos, nada está decidido hasta que se cruza la meta. En Alemania hay desde hace años un partido en crecimiento: la abstención. En las últimas rozó el 30%.

Nadie espera una resurrección milagrosa del SPD de Steinbrück. No queda margen ni ideas. Las últimas encuestas le otorgan un 27% frente al 40% de la coalición conservadora entre los democristianos de Merkel y los socialcristianos de Baviera. La batalla no está en el primer puesto, sino en un puñado de décimas.

Hay dos escenarios. Uno dramático: los liberales del FDP, tradicionales aliados de los conservadores, no superan la barrera del 5% y quedan fuera del Bundestag (Parlamento), algo improbable salvo hecatombe; y otro realista: entran en el Parlamento pero sin los votos necesarios para ayudar a Merkel. Es lo que apuntan las encuestas, que sitúan al FDP en un 5,5%.

Merkel tiene que alcanzar el 46% de los votos para obtener la mayoría absoluta. Necesita que los liberales lleguen al 6% y no bajar ella del 40%. Algunos analistas sugieren un voto táctico: democristianos que cambian en el último momento para salvar a los liberales. Si fallaran las cuentas, Merkel solo tendría una salida: la gran coalición con los socialdemócratas.

El Financial Times recogía esta semana el sentir de los empresarios alemanes, partidarios de Merkel y contrarios a la gran coalición. Presuponen que el SPD es más propenso al gasto social. No quieren desviaciones en la ortodoxia del ajuste.

'Gran coalición'

Una gran coalición no modificaría el curso de Alemania ni de Europa, pero para los países más zarandeados por la crisis y las recetas de adelgazamiento de pensiones y derechos, es una cuestión esencial: con el SPD en el Gobierno habría un poco más de pausa, menos rigidez. Al menos los recortes se harían con anestesia local.

Mientras que en Alemania apenas han hablado de Europa, en la UE no se ha dejado de hablar de la importancia de estos comicios, sobre todo en Bruselas, paralizada desde hace semanas en espera de que Berlín actualice el sistema operativo.

La alternativa real al debate de cómo salir de la crisis sería Die Linke (La Izquierda), Lafontaine más excomunistas de la RDA, que, según las encuestas, rondará el 10%. Ninguno de los demás partidos quiere saber nada de ellos. No está en los pactos. No deja de ser una mera decoración en el paisaje político alemán.

Otra clave serán Los Verdes, que han cometido errores estratégicos graves, como proponer un impuesto para ricos cuando una parte sustancial de su electorado procede de la clase acomodada, o la ocurrencia de imponer un día vegetariano a la semana. Hay límites que no se pueden cruzar y uno es violar la libertad individual. Sucede en las sociedades política y culturalmente maduras. En otras, en las que se ceba la crisis, hay permisividad y una tolerancia con la corrupción y la mentira.

El SPD ya salió escaldado de la última gran coalición. En estas elecciones lucha por recuperar su electorado, muy decepcionado, y contra una Angela Merkel que le ha robado una parte del mensaje. Es una mujer hábil y muy popular (supera el 67% de aceptación). La mayoría de alemanes creen que ha realizado un buen trabajo durante la crisis. La cancillera puso los intereses de Alemania por delante de los de Europa. Puede que se trate de un error histórico, pero hoy no vota la historia, solo votan los alemanes.